gestionar un pueblo de menos de 250 habitantes

El diputado segoviano, José María Bravo, relató su experiencia personal sobre cómo gestionar un pueblo de menos de 250 habitantes en el inicio de curso de la Escuela de Gestión y Buen Gobierno de la Diputación.

Así, Bravo ofreció a alcaldes, concejales y personal de los ayuntamientos «una manera diferente y práctica de aprender, de primera mano y de personas con experiencia en la materia, algunas de las cuestiones básicas relacionadas con el día a día de la gestión municipal».

30 años como alcalde de San Miguel de Bernuy

Bajo el título ‘Gestión de un pueblo de menos de 250 habitantes: un cajón desastre’, el cerca de medio centenar de personas, aprendieron de la experiencia del vicepresidente de la Diputación que es, además, regidor de San Miguel de Bernuy, desde hace 30 años.

Durante alrededor de dos horas, José María Bravo compartió con los asistentes algunos de los problemas que afectan, a menudo, a los pequeños consistorios.

Por su experiencia, planteó también algunas de las posibles soluciones que pueden ofrecerse ante este tipo de cuestiones.

El «cajón desastre» de los pueblos pequeños

El diputado comenzó argumentando el título de su ponencia. En ese sentido, señaló que «el alcalde de un pueblo pequeño tiene un pequeño cajón desastre en el ayuntamiento«. Con esta definición, resaltó que «tan pronto debe abordar cuestiones sobre medioambiente y sostenibilidad o urbanismo, como gestionar un programa cultural o abrir las puertas del cementerio».

De este modo, Bravo, tras abordar temas como la edificación y los tipos de suelo o el deseo de la existencia del doble empadronamiento, hizo hincapié en la importancia de conocer bien la estructura de la Administración. Al tiempo, recalcó que también es preciso conocer  todas aquellas entidades e instituciones a las que los equipos de Gobierno municipales deben dirigirse ante las diferentes situaciones del día a día.

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Como diputado de Cultura, además, José María Bravo expuso algunas cuestiones referentes a la gestión cultural de un ayuntamiento.

Características de un buen alcalde

Para José María Bravo un buen alcalde debe tener «credibilidad, empatía e inteligencia emocional».

«El alcalde no puede ser un mero gestor de hormigón», subrayó. «Lo verdaderamente importante es que haya una unidad entre el equipo de Gobierno y los vecinos», sentenció.

El próximo curso de la Escuela de Gestión y Buen Gobierno tendrá lugar el 20 y 21 de febrero. Impartido por Ana Herrero, comunicadora y fundadora de Sepúlveda Viva, se abordará el tema de ‘Hablar en público. Conectar e influir’.

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