«Tengo casi 80 años y me entristece mucho ver que los bancos se han olvidado de las personas mayores como yo.

Ahora casi todo es por Internet… y no todos nos entendemos con las máquinas. No nos merecemos esta exclusión. Por eso estoy pidiendo un trato más humano en las sucursales bancarias».

Así inicia su petición en la plataforma Change.org, Carlos San Juan De Laorden, una persona de 78 años que lamenta la falta de atención presencial en los bancos, y que ya ha recogido más de 125.000 firmas por toda España.

En su solicitud, explica que los bancos «no paran de cerrar oficinas, algunos cajeros son complicados de usar, otros se averían y nadie resuelve tus dudas, hay gestiones que solo se pueden hacer online… Y en los pocos sitios donde queda atención presencial, los horarios son muy limitados, hay que pedir cita previa por teléfono pero llamas y nadie lo coge… Y te acaban redirigiendo a una aplicación que, de nuevo, no sabemos manejar. O mandándote a una sucursal lejana a la que quizás no tengas cómo llegar.

Esto no es ni justo ni humano. Antes entrabas en la caja y hacías un pago o cualquier otra gestión. Pero cada vez más, para trámites sencillos, te exigen usar tecnologías complejas que muchos no sabemos utilizar.

Muchas personas mayores están solas y no tienen nadie que les ayude, y otras muchas, como yo, queremos poder seguir siendo lo más independientes posibles también a nuestra edad. Pero si todo lo complican y cierran las oficinas, están excluyendo a quienes nos cuesta usar Internet y a quienes tienen problemas de movilidad.

Puede que para una persona joven un trámite digital no suponga ningún esfuerzo, pero para muchos mayores sacar dinero o hacer una transferencia se vuelve imposible si es por una aplicación.Yo he llegado a sentirme humillado al pedir ayuda en un banco y que me hablaran como si fuera idiota por no saber completar una operación. Y he visto ese mal trato dirigido a otras personas. Duele mucho sentirse así. Las personas mayores existimos, somos muchas y queremos que nos traten con dignidad. Solo estamos pidiendo que se habiliten secciones en las sucursales en las que dejen de excluirnos.

Yo tengo 78 años y afortunadamente estoy bien como para tomar decisiones sobre mis pensiones, mis ahorros y lo que quiero hacer con ellos. Pero no puedo, porque si todo lo digitalizan con aplicaciones cada vez más complejas, siento que me están incapacitando. Y eso que yo he trabajado con informática durante muchos años y más o menos me apaño… Pero conozco muchas personas que no saben por dónde coger la tecnología. Y otras muchas que están solas y sin nadie que les eche una mano. O cuyos hijos, sobrinos o vecinos trabajan o tienen su vida, y no pueden estar todo el rato pendiente de las gestiones de esa persona mayor».