Las carnes de ternera de Segovia y Zamora se encuentran entre las más consumidas por los españoles, junto con la asturiana y la originaria de la zona norte de la Comunidad de Madrid. Se trata de cuatro importantes sellos de calidad de carne de vacuno que, según el ciudadano nacional, son de las mejores del territorio español, pero para los que no están dispuestos a pagar más.

Ésta es una de las conclusiones del informe elaborado por el Instituto Cerdá para el Ministerio de Medio Ambiente, y Medio Rural y Marino (MARM) tras un millar de entrevistas en España (75 en Castilla y León), que aclara que el hecho de que dispongan de sellos de calidad no debería ir relacionado con tener que pagar un mayor precio por el kilo de ese tipo de carne. Aún así, la presencia de estos distintivos es valorada con una puntuación media de 7,8 sobre diez, si bien es verdad que 47,5 por ciento de los entrevistados no conoce ninguna marca de calidad. A pesar de ello, los ciudadanos confían plenamente en los controles de la industria alimentaria en este ámbito.

Además de las carnes de ternera de Zamora y Segovia, los ciudadanos aseguran conocer en un gran porcentaje la procedente de Ávila y la Morucha de Salamanca, aunque la mayor parte destaca la calidad de la ternera gallega. En cuanto a las características más importantes que siguen los consumidores españoles a la hora de adquirir carne de vacuno, destaca que ocho de cada diez entrevistados la compra habitualmente al corte y la conservación en el establecimiento y el aspecto de la pieza son los factores más relevantes a la hora de la adquisición.

En la carne de vacuno, la calidad se asocia con la textura del producto, tiene que estar tierna, y con el aspecto de la pieza “que se vea fresco”. El lomo y el solomillo son las piezas preferidas. Los productos de casquería de carne de vacuno gustan a una quinta parte de la población, cifra que se eleva al 29,3 por ciento entre los hombres.

La carne de vacuno se consume una media de 7,7 días al mes. Los resultados son homogéneos por sexo, edad y hábitat. Por formato de compra, los consumidores que adquieren la carne de vacuno al corte la consumen con más frecuencia (7,81 veces al mes) que los que la compran embarquetada (6,89 veces).

Asimismo, siete de cada diez entrevistados prefieren la carne de vacuno roja a la blanca. Por sexo, los resultados son similares, pero a medida que aumenta la edad, también lo hace la preferencia por la carne blanca. Los platos elaborados a base de carne de vacuno y envasados por la industria no generan confianza entre los consumidores, sólo el 6,9 por ciento manifiesta comprarlos. Los hombres y los entrevistados con edades hasta 45 años son los que más acuden a ellos.

En la mayoría de hogares (41,6 por ciento), cuando se compra carne fresca, se consume una parte y otra se congela. Un 36 por ciento la consume en el mismo día. Otro dato interesante es que el 45,7 por ciento de los consumidores manifiesta que la carne de vacuno que adquiere procede de su comunidad autónoma, mientras que un 37,7 desconoce el origen, criterio que aumenta entre los jóvenes y los mayores de 65 años.

 

Precio

En cuanto al precio, la carne de vacuno se percibe como un producto caro. En una escala de 0 (muy barata) a 10 (muy cara) le otorgan una valoración media de 7,7 puntos. Dentro de los diferentes tipos, la carne blanca (6,6 sobre 10) es la que se considera menos saludable y la ternera lidera el ranking (7,5 sobre 10). La confianza en la producción de carne de vacuno es valorada también con una puntuación media de 7,7 sobre 10. Entre los aspectos que más preocupa se encuentra en la producción es la alimentación del animal, que suele influir, principalmente, en el sabor de la carne. Así, para tres cuartas partes de los entrevistados el sabor tiene más peso en el recuerdo del producto que la textura.

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