Ya estaba todo preparado para el 1 de mayo, para el Sí quiero de Víctor y Julia. Durante un año, esta joven pareja de enfermeros habían elegido al detalle cada uno de los preparativos de su día más importante. El vestido, el traje, un detalle para los invitados, el menú del restaurante José María, la finca de las Margas, aquí, en Segovia. Su ‘sí quiero’ es religioso, en La Fuencisla. Ella, segoviana de corazón y familia, reside en Madrid donde trabaja como enfermera. Él, extremeño de nacimiento pero igualmente residente en Madrid se enamoró de Segovia casi al mismo tiempo que de Julia. Se conocerion en la universidad donde ambos estudiaron enfermería: su pasión. Tras sus primeros años trabajando decidieron dar un paso más, anunciaron su boda. Todo estaba listo para el gran día, con los suyos.

El 6 de marzo probaron el menú que, menos de dos meses después, se iba a degustar. Junto a algunos familiares y Rocío, la directora del restaurante José María, explicaron su preocupación por la crisis sanitaria que venía. ¿Qué pasaría sí? Se preguntaban, aún sin conocer (como todos los españoles) la magnitud de la pandemia. Esa pregunta condicional tornó a afirmació). La boda tenía que suspenderse, la pandemia avanzaba, una semana después de la prueba del menú se descretaba el Estado de Alarma, su profesión les llamaba, tocaba cambiar el vestido de novios por buzos de protección y tocaba, también, hacer lo que más les gusta, y lo que les llena: Cuidar a los que más les necesitan.

Desde entonces, todo ha sido distinto. Intentaron cambiar la fecha y será el 23 de agosto, si la pandemia y las restricciones lo permiten. Ahora ya no hay tiempo de preparativos, sólo de trabajar.

El amor no tendrá que esperar pero la boda parece que sí.