“El ojo que ves no es ojo porque tú lo veas: es ojo porque te ve”. Con estas palabras don Antonio Machado apelaba a la reflexión sobre la visión del mundo y con estas mismas palabras el trío de fotógrafos afincado en Segovia ‘Colectivo Veracruz’ ha querido comenzar su primer trabajo en conjunto. Parafraseando al poeta comienza ‘SG-09 Memoria de un paisaje conectado’ un proyecto fotográfico que pretende ofrecer a través de las imágenes capturadas por Google Street View un enfoque diferente de los rincones más inhóspitos de la provincia segoviana y con ella una visión diferente de Castilla.

Alejándose de los tópicos paisajísticos a los que estamos acostumbrados o a la monumentalidad de una capital que presume constantemente de su Acueducto, Catedral o Alcázar, los fotógrafos Javier Herrero, Alfredo Moreno y José Luis Haces, reinventan la fotografía proponiendo un viaje a lo largo y ancho de la provincia recogiendo lo estético de imágenes “ambiguas, incompletas o abstractas”. La publicación que ultiman, destinada a un proyecto expositivo, recoge un total de 60 imágenes seleccionadas que beben de la corriente de la “refotografía”, un trabajo que contempla el gusto por otorgar un valor a una olvidada y almacenada imagen en la red.

El proyecto titulado con el número 9 haciendo referencia al número de cámaras que recorren en coche o en bicicleta los profesionales de Google, sin duda no deja indiferente al espectador. Desde la despoblación de municipios desérticos de la provincia, a paisanos que a diferencia de los de Estados Unidos tan acostumbrados al trabajo de Google Street View, se sorprenden con la presencia de las cámaras, el proyecto aúna fotografías que “ofrecen una aplicación artística a una herramienta informática”, señala Javier Herrero a la agencia Ical.

Unidos por una afinidad estética y a semejanza de los estadounidenses Doug Rickard o Michael Wolff de cuyas influencias beben directamente, ‘Colectivo Veracruz’ comenzó una búsqueda que les llevó durante más de 300 horas a seleccionar un total de 400 imágenes, que tras varias cribas y un sistema de votación on line fueron reduciéndose hasta las 60 que compondrá la publicación final. Un pequeño capricho para el que han destinado un gran esfuerzo y que se aleja de un objetivo económico. “Nuestro fin no es lucrarnos”, incide Herrero quien asegura que el proyecto pretende ser un punto de inflexión para ofrecer una nueva visión sobre la fotografía que incluso pueda ser influencia para otros artistas.

 

El anhelo de lo escondido aún

Aunque existan imágenes más terrenales como el camionero pillado “in fraganti” solventando sus necesidades en el arcén de una carretera o efectivos de la policía acordonando una zona en la capital segoviana, ‘SG-09’ trasciende de lo anecdótico para crear un sentimiento de curiosidad. Se trata de “buscar el extrañamiento del espectador, de que imagine todas esas fotografías que todavía no han sido descubiertas”, señala Herrero.

La entrada al túnel de Guadarrama invita al espectador a adentrarse en un camino en el que las imágenes ofrecen una narración visual de confrontaciones y contrastes, de tradiciones y formas de vida, de aquella realidad en la que “el observador por estar observando ya está alterando la realidad”. Y es que los escasos segundos que ocupan las cámaras por tomar las fotografías de manera fortuita ya son de por sí un factor para levantar el vuelo de los pájaros, para inquietar a una manada de ovejas o para provocar los ladridos nerviosos de un perro.

Lo mismo ocurre con el grupo de señoras que ataviadas con indumentaria “de andar por casa” narran en la calle, queremos pensar, cómo les está yendo el día. El paso de esas cámaras, explica Javier Herrero, ya supone la creación de una nueva reacción que probablemente el autor desconoce y que los tres fotógrafos han recogido a través de “un trabajo titánico” en ‘SG-09’. Son carreteras hacia el infinito, curvas que parecen abrirse hacia el cielo o casas literalmente “partidas por la mitad” debido a una discusión familiar por una herencia mal avenida. O no. Pero es precisamente ese pensamiento el que pretende promover ‘Colectivo Veracruz’, la creación de historias y reinterpretación personal de la realidad.

En unas 100 páginas ‘memoria de un paisaje conectado’ pone en valor las imágenes carentes de contenido en la aplicación informática. Es el espíritu de la célebre cita del novelista francés y Premio Nobel de Literatura en 1947 André Gide, encargada de cerrar este trabajo. “Todo lo que necesita ser dicho, ya se ha dicho. Pero como nadie estaba prestando atención, todo debe ser dicho de nuevo”.

 

Bulimia de imágenes

Para el fotógrafo Javier Herrero “no todo vale en la fotografía” y no hay que olvidar que es necesario primar el significado de las imágenes más que el dispositivo con el que se capturan. Para este componente de ‘Colectivo Veracruz’ esta disciplina “vive su punto máximo de globalización, que no de democratización” debido a que desde hace años gran parte de la sociedad accede de una manera u otra a capturar imágenes, por lo que aboga por reinventar la fotografía.

Herrero lamenta la generación de lo que denomina “una bulimia de imágenes sin control” y recuerda los inicios del carrete que limitaban la toma de fotografías a las permitidas por los negativos. “Es importante la contención, el pararse a pensar si esa fotografía merece la pena”. Por este motivo no se manifiesta en contra de las exposiciones cada vez más corrientes de imágenes hechas con dispositivos móviles pero aboga por otorgar una linea de significado a las fotografías.

“El tema de la fotografía no debe de ser con qué dispositivo se haga sino de qué estamos hablando con ellas”, insiste el fotógrafo. En este sentido recuerda que la transmisión de sentimientos es el pilar fundamental de una disciplina de calidad y se manifiesta contrario a la “obsesión” porque la técnica por tomar la fotografía artística sea la óptima. Herrero asegura que existen imágenes desenfocadas, quemadas o simplemente con ángulos defectuosos que emocionan e insiste en la necesidad de transmitir una linea sentimental aunque las condiciones no sean “perfectas”. A su parecer, concluye, “las imágenes que son técnicamente muy buenas aburren y el rigor hace perder el sentimiento en ocasiones”.

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