Las palomas, en numerosas ocasiones responsables del deterioro de monumentos, sirvieron en la capital segoviana para alertar de un problema estructural en uno de los tramos de la Muralla de Segovia, que ha evitado parte de su derrumbe. Se trata del tramo comprendido entre la calle Leopoldo Moreno hacia el Paseo del Salón de Isabel II en los cubos 3 y 4, donde hace unos 15 días un desprendimiento de piedras alertó al Ayuntamiento de Segovia del problema en el monumento.

En declaraciones a Segoviaudaz.es, la concejala de Patrimonio Histórico y Turismo, Claudia de Santos, explicó que los picotazos de las palomas “nos han ayudado a que saliese a la luz” un problema de humedad de hace diez siglos y que hizo que la cal que da cohesión al mortero que aglutina el interior de la muralla se fuera desprendiendo poco a poco hasta dejar grandes huecos descubiertos, que ponen en peligro la integridad del monumento.

Tras dos ligeros derrumbes, explicó De Santos, el Ayuntamiento visitó la zona donde pudo constatar el problema de derrumbe, acusado por el desnivel de la calle que hace que la humedad incremente y que por lo tanto acentuaba el desprendimiento del interior de la muralla compuesto de piedra, cascote y relleno. “Un brazo entraba en vacío”, señaló la edil.

No obstante insistió en que “está todo controlado” y para ello el Ayuntamiento de Segovia destinará un total de 131.084 euros para las obras de emergencia de consolidación, aprobados por la Junta de Gobierno, según explicó hoy el alcalde de Segovia, Pedro Arahuetes en la rueda de prensa posterior.

La responsable de Patrimonio Histórico y Turismo señaló que los trabajos, que podrían alargarse alrededor de tres meses aproximadamente, consisten en inyectar mortero a las oquedades para conseguir la fijación del monumento que fue embellecido años atrás y que estas aves escogían para su uso “de una manera a lo Hitchcock”, posándose en grandes bandadas sobre el mismo.

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