En la UE las mujeres ganan por término medio un 18% menos que los hombres. La diferencia apenas se ha reducido en los últimos 15 años y en algunos países incluso ha aumentado.

Esta disparidad salarial perenne no solo es injusta para las mujeres, sino que también frena el crecimiento económico, en opinión de la nueva Comisaria de Justicia, Derechos Fundamentales y Ciudadanía Viviane. La población europea envejece y la UE necesita a las mujeres para aumentar la mano de obra disponible.

«En estos tiempos de crisis, la diferencia salarial entre hombres y mujeres es un coste que Europa no puede permitirse», declaró Reding en una rueda de prensa conjunta con el Presidente Barroso en vísperas del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer.

La Comisaria se comprometió a transmitir este mensaje a los empresarios, promover la igualdad de género en el lugar de trabajo y apoyar el desarrollo de instrumentos para evaluar la diferencia entre ambos sexos. Además, anunció que los empresarios podrían verse expuestos a medidas sancionadoras más contundentes.

Barroso afirmó que las mujeres serán una de las mayores prioridades de su segundo mandato, ya que todas las políticas para los próximos cinco años tendrán en cuenta las cuestiones de género. A continuación señaló cinco ámbitos fundamentales de actuación, entre los que figuran los mercados laborales, la participación en la toma de decisiones, la violencia de género y las relaciones exteriores. La «Carta de la Mujer Deutsch (de) English (en) français (fr) português (pt) » servirá de base para una nueva estrategia que la UE empezará a aplicar a finales de este año.

Una reciente encuesta de la UE muestra que el 80% de los europeos apoya una actuación urgente para equilibrar estas desigualdades, que se refieren a la diferencia media de remuneración por hora en el conjunto de la economía. En términos de dinero, por cada euro que ganan los hombres las mujeres solo obtienen 82 céntimos.

Esta cantidad varía considerablemente entre países, en función de los diversos modelos de trabajo de hombres y mujeres, sus proporciones respectivas en distintas profesiones, la duración de sus carreras laborales y el trabajo en jornada completa o parcial.

El desequilibrio no indica necesariamente una diferencia de salario por trabajos comparables —de hecho, los estudios de la UE demuestran que la discriminación directa ha disminuido en los últimos años— sino que apunta hacia divergencias debidas a una combinación de tradiciones, estereotipos y problemas de conciliación de vida profesional y vida privada.

La participación femenina en la población activa no deja de aumentar y cerca del 60% de los nuevos titulados universitarios son mujeres. Sin embargo, las mujeres ocupan menos puestos de responsabilidad y están más presentes en las profesiones peor pagadas.

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