Las fuentes de los Jardines Reales de La Granja son el gran potencial turístico del Real Sitio de San Ildefonso. Cada año miles de personas se acercan a este municipio segoviano para disfrutar durante unos pocos minutos -cada una de ellas funciona entre siete y diez minutos- de los juegos de agua que se idearon hace casi tres siglos y que, pese al paso del tiempo, se mantienen exactamente igual que cuando el rey Felipe V paseaba a caballo por su enorme jardín.

Pero detrás de esta atracción turística hay un intenso trabajo de técnicos, personal de Obras, ‘fontaneros’ y expertos en conservación que luchan a diario contra el paso del tiempo para poder preservar las tuberías de hierro y todo el sistema hidráulico tal y como se construyó a principios del siglo XVIII, porque no pueden cambiar el curso de la historia.

El ingeniero técnico forestal, Juan Fernando Carrascal, y el arquitecto técnico, Alberto Fernández, ambos empleados de Patrimonio Nacional, guían a Ical por el recorrido que realiza el agua desde el estanque general El Mar hasta cada una de las fuentes. Veintiún grupos monumentales con más de 300 surtidores de agua distribuidos en 146 hectáreas de jardín.

En total 13 kilómetros de tuberías de hierro cuya conservación se mantiene intacta tal cómo se construyó a principios del siglo XVIII, tanto que los técnicos siguen realizando las soldaduras como las originales. En la última rotura, como señala Fernández, tuvieron que utilizar 40 kilos de estaño. Un trabajo que se repite entre diez y doces veces al año, ya que la antigüedad del sistema obliga a que la vigilancia sea constante y los problemas puedan aparecer en cualquier momento.

Una ardua labor de mantenimiento que lleva a cabo un equipo de seis personas que se dedican en cuerpo y alma a la conservación de este legado con 300 años de historia. Pero no solo se ocupan de la parte del subsuelo, la que no se aprecia por los turistas, también hay un trabajo de limpieza de las fuentes que se realiza según se va acercando la fecha de su entrada en funcionamiento, “porque es importante que se pueda ver el fondo”, indica el arquitecto técnico.

A esto se suma la conservación de las esculturas, consideradas el conjunto decorativo francés más amplio y mejor conservado desde principios del siglo XVIII. Por razones estrictamente económicas se desistió de fundir todas ellas en bronce y el material utilizado fue el plomo barnizado imitando el bronce rojizo y en dorado para pequeños detalles. Actualmente, el departamento de Conservación de Patrimonio Nacional realiza distintas campañas para su limpieza y, como explica Carrascal, se poseen las fórmulas antiguas del color original de cada fuente para que sean exactamente igual a como se idearon.

Desde el Mar hasta la Fama

El origen de todo este entramado se encuentra en el Mar, un estanque con una capacidad de 215.874 metros cúbicos que, junto a otros seis más pequeños, y el tendido de varios kilómetros de cañerías de tubos de hierro forman el sistema hidráulico que, por la simple presión del agua y sin bombear, permite que los surtidores de las fuentes alcancen alturas de hasta 40 metros, como ocurre en el caso de la Fama.

El Mar se sitúa en la cota más alta del jardín y su abastecimiento procede de los arroyos Morete, Carneros y Peñalara. Desde allí, por la fuerza de la gravedad como en el siglo XVIII, el agua va llenando la red de tuberías para deleitar a los turistas con la belleza de los juegos de agua. Como detallan Carrascal y Fernández, el guarda mayor es el que da la orden de abrir la llave de paso de la primera fuente que entra en funcionamiento y los ‘fontaneros’ se encargan de “abrir y cerrar las válvulas” de los distintos grupos monumentales. “Si estuvieran todas en funcionamiento, en 24 horas se agotaría toda el agua acumulada en El Mar”, señalan.

Este trabajo debe iniciarse una hora antes, “porque hay que ir abriendo poco a poco para evitar un golpe de aire y que se reviente la tubería”, subraya Carrascal, que añade que la red principal sale a ocho metros de profundidad del Mar. Una serie de bóvedas subterráneas en las que viven diez especies de murciélagos, según el ingeniero técnico forestal.

Y desde allí el agua se distribuye hasta las distintas fuentes para que los visitantes puedan contemplar sus juegos de agua, incluso refrescarse en algunas de ellas. Sólo dos de estos conjuntos se abastecen directamente del Mar: el Canastillo y la Fama, que tiene un chorro de 40 metros de altura y donde termina el recorrido. Pero para Alberto Fernández la más espectacular es la fuente de Latona, más conocida como de ‘las ranas’, con más de 60 surtidores de agua.

 

Nueva temporada

Patrimonio Nacional ha retrasado este año el comienzo de la temporada de fuentes, que habitualmente se iniciaba el día de Jueves Santo. Desde este organismo se remiten a gestiones administrativas como la causa de esta demora, ya que desde hace dos años se ha externalizado la puesta en funcionamiento de las fuentes y se convoca un concurso para realizar este servicio.

Esta situación provocó que en 2014 los juegos de agua hayan comenzado a verse a principios del mes de mayo y únicamente los sábados y domingos, mientras que de momento los miércoles, como ocurría en años anteriores, no se han puesto en marcha.

Durante esos días del mes de junio se pueden ver cuatro de ellas en funcionamiento: una semana el grupo de la Carrera de Caballos, la Cascada principal, los Vientos y la Fama; y a la siguiente semana las del Canastillo, Latona, los Baños de Diana y la Fama.

Para poder ver todas las fuentes juntas hay que visitar La Granja tres días destacados: San Fernando (30 de mayo), Santiago Apóstol (25 de julio) y San Luis (25 de agosto). En el último caso llegan a concentrarse más de 15.000 personas en los jardines de este palacio real y desde el año 2011 se ha prohibido el baño en los vasos para evitar riesgos para las personas y posibles daños en el entorno monumental.

La tarifa para poder disfrutar de las fuentes en funcionamiento es de cuatro euros y los horarios de julio dependerán de la situación en la que se encuentre El Mar, aunque de momento las previsiones para este verano son “muy buenas”.

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