Greenpeace pide medidas medioambientales

Greenpeace pide medidas medioambientales en superficies forestales quemadas para proteger el suelo y el entorno de aquellas zonas que han sufrido incendios.

La organización ecologista demanda acciones al objeto de «minimizar los procesos erosivos» tras los fuegos. Persigue también «evitar la contaminación de cursos de agua y garantizar el abastecimiento de agua potable en muchas localidades que dependen de aguas superficiales».

«2022 es el peor año en décadas», apunta la organización ecologista, según recoge Ical. Los datos arrojan «54 grandes incendios forestales y una superficie quemada estimada en 300.000 hectáreas». En Castilla y León se han quemado «unas 95.000 hectáreas en grandes incendios» y pone como ejemplo «el de la Sierra de la Culebra en Zamora».

Greenpeace considera fundamental tomar las precauciones necesarias para evitar que se produzca la contaminación de las aguas de los ríos por las cenizas, el conocido como «chapapote de monte». Este problema derivado de los incendios forestales, indica, ha sido observado el verano pasado tras el incendio de Navalacruz, en Ávila.

Medidas propuestas por Greenpeace

Entre las medidas, plantea «realizar pequeños diques perpendiculares a la pendiente en laderas muy empinadas para evitar pérdida de suelo».

Además, plantea «ejecutar construcciones provisionales en arroyos, ríos y lagunas para evitar que lleguen sedimentos y cenizas que contaminen los cursos de agua y afecten a la vida piscícola».

Propone también «sacar la madera quemada para evitar riesgo de plagas y enfermedades». Y «dar tiempo a los ecosistemas forestales para ver su capacidad de regeneración y, posteriormente, ver qué medidas es necesario implementar». En ese sentido, se refiere a siembra, repoblación, acotado al ganado o esperar a repoblar «para ver cómo evoluciona la superficie quemada».

Para ayudar a la recuperación de los bosques, es prioritario proteger el suelo para reducir los procesos erosivos agravados por las deseadas lluvias, explica. Estamos ante un territorio más caliente, más seco, más inflamable y abandonado», analiza la organización ecologista.

Greenpeace reclama «una estrategia nacional que gestione el territorio hacia masas forestales menos vulnerables al fuego». La finalidad es «prevenir procesos erosivos que agravan la desertificación, poniendo en peligro un recurso tan escaso y valioso como el agua», concluye Mónica Parrilla, ingeniera forestal responsable de la campaña de incendios forestales de Greenpeace.

 

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