Muchos expertos argumentan que la investigación mejora nuestra calidad de vida. En esta parte cobra mucho protagonismo la alimentación durante el desayuno, un sector que ha potenciado sus departamentos de I+D para intentar satisfacer al consumidor en sus demandas.

Ejemplos de ello son el Centro I+dea que Grupo Siro posee El Espinar (Segovia), desde donde se trabaja en mejorar la alimentación de pan, bollería, galletas y pasta y adaptarse a los nuevos hábitos y costumbres de la sociedad, así como del Centro I+D de Grupo Leche Pascual, en Aranda de Duero (Burgos), que hace lo propio centrado en productos lácteos. En ambos casos, nunca sin abandonar las propiedades nutritivas de estos alimentos y mejorando o manteniendo su exitoso sabor.

En la actualidad, en Siro el 80 por ciento de todas las toneladas que salen de los centros de elaboración de la firma castellana y leonesa se comercializa en Mercadona, una de las grandes distribuidoras del panorama nacional. Pero también trabajan a la demanda para empresas que solicitan algún tipo de análisis del ámbito alimenticio, como puede ser la reducción de grasas, productos sin gluten, de envasado más cómodo… siempre buscando lo más cercano a las peticiones del cliente. “Dejamos de vender magdalenas para vender soluciones empresariales”, subraya el director de Sostenibilidad y Reputación de Grupo Siro, Francisco Hevia.

Muestra evidente del crecimiento de la investigación en la alimentación es el centro de Siro. En 2006, trabajaba para 2.500 clientes. Ahora, para 30, entre ellas la distribuidora que preside Juan Roig. “La diferencia es que esta treintena es fiel a la compañía y lo son a largo plazo y potentes, una estrategia que garantiza el futuro”, añade.

Pero la mejor forma de explicar esta política es adentrarse en un centro repleto de batas blancas, donde lo importante es la investigación en los laboratorios y almacenes a diversas temperaturas para conservar los alimentos. El jefe de esta infraestructura, Juan Carlos Besteiro, es la cabeza visible de un grupo de 64 personas, entre investigadores, ingenieros, expertos y técnicos, todos ellos de las áreas agroalimentaria y química, que desarrollan su trabajo en un edificio de 3.000 metros cuadrados construido tras una inversión de seis millones de euros e inaugurado en 2010.

Como el propio Besteiro sostiene, simula uno de los muchos centros de producción de la compañía, pero cuenta con la particularidad de que comprende dos laboratorios y tres obradores de pan y ‘brioche’, bollería y galletas. “Es un negocio más dentro de Grupo Siro, que tiene como objetivo lograr alianzas estables, afianzándose con los proveedores de materias primas”, comenta. Tiene además una inversión constante que permite trabajar en la innovación y desarrollo del producto, procesos y aplicaciones del sector agroalimentario.

El centro I+dea de Siro en El Espinar es fundamental para contribuir con el cumplimiento del Plan Estratégico San Pelayo 2011-2014 de la firma, cuyas previsiones son 500.000 toneladas en ventas al año, con una facturación de 700 millones y un Ebitda de 150. “Hasta el momento, vamos en el camino de su cumplimiento”, señala la empresa, que recuerda que en 2011 las ventas fueron de 320.000 toneladas de productos, con 489 millones de facturación y 81 de Ebitda.

 

¿Qué investigar?

¿Qué se investiga en un centro de estas características? Besteiro explica a Ical que se busca alargar la duración de los productos, reducir grasas y azúcares, aumentar la fibra, lograr alimentos con menos sal y mejorar los registros de nutrición y las condiciones organolépticas.

En los laboratorios se indaga sobre la textura o la humedad, para buscar el producto equilibrado y evitar moho, por un lado, y escasez, por otro, y lograr la perfecta percepción sensorial. Todo ello pasa posteriormente a la sala de test de vida, donde se les aplica las características que sufrirá durante un año, como son las de humedad y temperatura.

Pero no todo es nutrición. En el capítulo de envases y embalajes se elabora una caja de cereales o unidades de bollería de los niños destinados solo para el colegio, lo que contribuye a poner un precio más barato en los lineales del producto. “Gracias a las investigaciones en este centro, Siro fue la primera en sustituir el aceite alto oleico por el aceite de palma”, comenta Besteiro, quien añade que los hábitos de consumo han cambiado y es necesario adaptarse a ello: “Antes se cocinaba mucha legumbre y un pastel no hacía nada, pero ahora se complica la alimentación equilibrada y lo que intentamos es que el ciudadano pueda acceder a ella”.

Pero el hecho de que Siro también exporte condiciona la elaboración de sus productos y, en consecuencia, el trabajo en El Espinar. Así, en Francia cocinan con margarina, mientras que en Portugal lo hacen con menos azúcar, por su influencia anglófona y el haber estado históricamente de espaldas a España.

 

Producto rico, pero funcional

Uno de los requisitos de investigar en alimentación es mantener el sabor de los productos, a pesar de que su objetivo sea convertirse en funcional. El director de Investigación de Pascual, Alberto Espinel, define el centro de Innovación dirigido por el doctor Marco Antonio Delgado en Aranda de Duero como un “área” de adquisición de conocimiento en el que “se refuerzan los productos con hechos científicos”.

Entre aparatos de análisis químicos y biológicos, desarrolla su labor en torno a una veintena de ingenieros, farmacéuticos, veterinarios, economistas, químicos y biólogos, que buscan mejorar la alimentación en lácteos, pero también en zumos, soja o agua, entre otros, gracias a la diversificación que el Grupo Pascual ha experimentado en los últimos años. A ello también se suman las novedades en envasado y embalaje, que cuenta con varios objetivos. Entre otros: abaratar la logística y transporte de los productos, ahorro energético y mejorar la comodidad de uso del producto para los consumidores.

Como novedad, Pascual trabaja en colaboración con un gran grupo alimentario en Venezuela, Empresas Polar, para la producción de yogures de larga vida que no necesitan cadena de frío, por lo que se investiga desde aquí su elaboración empleando las materias primas disponibles en ese país.

En el futuro, la idea de la compañía es salir también hacia Oriente Lejano, uno de los mercados más importantes del mundo. Para ello, el centro de I+D cobrará gran relevancia, con el objetivo de adaptarse a la elaboración de productos en función de la legislación y gustos de los países asiáticos. “Este departamento da servicios a la empresa para buscar la excelencia según el camino marcado por nuestros planes estratégicos”, comenta Espinel, quien recuerda que muchos de los productos que han salido de Aranda de Duero, como los envases ‘brik’ o la leche UHT fueron pioneros en la industria alimentaria española y ahora son de uso común por todos los operadores.

Otro de los éxitos recientes de Pascual, en esta área, es la alianza con Esteve para configurar ‘BalanceLabs’, que pretende aportar soluciones en salud y nutrición para desarrollar servicios, complementos y productos alimenticios dirigidos a personas con necesidades especiales en su metabolismo, tales como diabéticos. Iniciará su actividad a principios de 2013 con una gama de productos para este colectivo.

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