El gerente de Atención Sanitaria de Segovia, el doctor Jorge Elízaga, dio positivo por Covid-19 en plena escalada de la pandemia, por lo que fue especialmente duro al “no poder estar en cuerpo y alma” con el resto del equipo para afrontar la situación. Su naturaleza optimista o “inconsciente” le ayudó a tener la cabeza ocupada durante la cuarentena, días en los que nunca pensó, por sus síntomas, que su vida corriera peligro. La vuelta al trabajo fue más llevadera por las muestras de cariño y, como cualquier ser humano, se emociona y tiene los sentimientos a flor de piel.

¿Sabe o supone cómo se contagió?

En general para los trabajadores sanitarios hay tres fuentes para la infección: social, en contacto con tus compañeros de trabajo o en contacto con pacientes. Yo no he atendido pacientes, así que se descarta una fuente. Vivo en la provincia de Madrid, mis dos hijos van a la universidad y los dos estuvieron levemente afectos. Además hubo compañeros del equipo directivo también afectados, con síntomas antes que yo, así que cualquiera de esas dos posibilidades.

¿Qué es lo primero que se le vino a la cabeza cuando supo que estaba enfermo?

El primer día que tuve fiebre fue el 23 de marzo, pero llevaba varios días con síntomas algo extraños, que achacaba al estrés de la situación. Mi gran preocupación entonces fue que estábamos en plena escalada de la epidemia y que no iba a poder estar en cuerpo y alma con el resto del equipo directivo para afrontar la situación.

¿De una enfermedad así sale una persona nueva? ¿Qué le cambiará la enfermedad?

En mi caso, aunque la primera semana lo pasé mal, no he estado ingresado, ni he llegado a tener sensación de falta de aire suficiente como para pensar que mi vida corría peligro, así que no me ha modificado tanto. Sí es verdad que los médicos tenemos el problema de que conocemos todas las posibles evoluciones de las enfermedades en general y eso nos hace preocuparnos algo más que los demás, pero mi naturaleza optimista, o inconsciente, me ha ayudado mucho a intentar mantener la cabeza ocupada en otras cosas.

¿Cuál es el detalle más bonito o más digno de recordar de todo el proceso?

Lo más bonito para mí han sido las muestras de cariño tanto durante la enfermedad como al reincorporarme a trabajo. Me he quedado sorprendido de la cantidad de personas que se han interesado por mi estado de salud y que se han alegrado de que volviera. Tenemos los sentimientos a flor de piel durante esta temporada. Yo no soy diferente a los demás, me emociono con facilidad.