El sargento Abél Allende junto a un esquema de caldera y de instalalción de gas para impartir clases en el parque del bomberos

El invierno es sinónimo de uso de calderas, lo que puede implicar sustos y siniestros con posibles daños materiales y humanos, por lo que el Servicio de Extinción de Incendios de Palencia desgrana una serie de recomendaciones para evitar accidentes relacionados con esta materia y los combustibles usados.

El sargento del Cuerpo de Bomberos de Palencia, Abel Allende, aclara que el olor a gas y una mala combustión de una caldera, la cual produce monóxido de carbono, “son dos incidentes completamente distintos”. El monóxido de carbono es inodoro, por lo que, cuando se percibe olor a gas, se está ante una posible fuga de un gas combustible (butano, propano o gas ciudad) “debido a diversas causas y que no tienen que ver con la mala combustión”.

En el momento en el que se detecta olor a gas, es imprescindible seguir una serie de pautas o acciones inmediatas. Enumera que es necesario ventilar, al abrir las ventanas; comprobar si hay algún aparato de gas con la válvula de paso abierta; y eliminar fuentes de ignición, como llamas, aparatos calefactores de resistencia, móviles o aparatos electrónicos.

Además, desde el Servicio de Extinción de Incendios recomiendan, si es posible, cortar la corriente en la caja de protección y mando dentro de la vivienda bajando el interruptor general. Si el olor a gas procede de fuera de la vivienda, pero dentro del bloque, habrá que ventilar la caja de escalera y alertar a los vecinos, pero sin llamar a los timbres ni utilizar el ascensor o luces.

Por último, los ciudadanos deben ponerse en contacto con el Servicio de Emergencias 1-1-2 para que active a los efectivos correspondientes, ya sean los bomberos, sanitarios, fuerzas de seguridad o el técnico del gas de la empresa suministradora, apunta.

Allende explica que, si la atmosfera que rodea a los interruptores o botones eléctricos está en rango de explosividad, es decir, que “hay una concentración de gas en volumen de aire dentro de un límite inferior y uno superior, cualquier arco eléctrico que se produce al accionar un interruptor podría ser la fuente de ignición o la fuente de activación produciéndose la deflagración”.

De ahí la importancia de ventilar en cuanto se percibe el “más mínimo olor a gas, porque así se mantiene el gas muy diluido en aire o fuera de espacios confinados para que no entre en ese rango o porcentaje de mezcla con el aire susceptible de inflamarse”. Sin olvidar el corte de la corriente, asevera.

Pautas y consejos

Independientemente del combustible que quemen para generar calor, existen dos tipos de calderas: las atmosféricas y las estancas. En primer lugar, son aquellas que toman el aire, y por tanto el oxígeno necesario para la combustión, de la atmosfera del propio local donde están ubicadas.

Las denominadas atmosféricas “son las más peligrosas, pues los locales donde se ubican necesitan estar ventilados bien con rejillas, huecos o sistemas de renovación de aire para eliminar el monóxido de carbono”. Estas calderas, por normativa, ya no se pueden instalar, sin embargo, las instaladas con anterioridad a la normativa que las prohíbe siguen estando presentes, añade.

En segundo lugar, se encuentran las estancas, que se alimentan del aire exterior y “no implican a la atmosfera del recinto donde están ubicadas”. Por lo tanto, “no generan problemas en cuanto a la calidad del aire del local donde se encuentran”.  No obstante, trasladan que ambos tipos “podrían tener una fuga del gas o combustible del que se alimentan y afectar a los ocupantes del inmueble o bloque”.

El sargento del Cuerpo de Bomberos de Palencia detalla una serie de pautas y consejos para prevenir situaciones de peligro, encabezadas por tener las revisiones técnicas de las calderas al día, efectuadas por un “técnico competente o instalador autorizado”.

Los locales donde se ubican “deben estar ventilados, no tapando las rejillas reglamentarias de ventilación, ni siquiera con la excusa de que entra frío”. Deja claro que un indicador de que el quemador no va bien es el color de la llama. “El azul es correcto, pero si la llama es amarillenta es señal de una mala combustión e indicio claro de que se está generando monóxido”.

Hay que recordar que los principales síntomas por inhalación de monóxido son el mareo, náuseas, sueño, pesadez de cuerpo o dolor de cabeza, por lo que, antes alguno de ellos, es urgente ventilar la casa y cerrar el gas o suministro a la caldera, apostilla.

A mayores, aconseja cerrar la puerta donde se ubica la caldera y dejar entreabierta la ventana, “especialmente si se sospecha que no funciona bien”. Por último, es importante “revisar los tiros o conductos de salida de gases al exterior tras un tiempo sin funcionar la caldera”.

Detectores

Ante posibles siniestros, cobran importancia los detectores, que “son guardianes que están en alerta las 24 horas del día, los cuales velan por nosotros avisándonos de peligro, por medio de un pitido o señal acústica, para que nos pongamos a salvo”.

Traslada que son dispositivos de pequeño tamaño que, por lo general, funcionan con una pila y se colocan fácilmente (incluso con velcro) en las zonas altas o techos de los locales, donde se puede generar una atmosfera peligrosa, bien sea por un escape de gas o por una mala combustión, que genera monóxido de carbono o por humo de un incendio en su fase inicial.

Dichos aparatos se pueden adquirir en la ferretería por un “módico precio”. Además, comenta que, en gran parte de Europa, son obligatorios en las viviendas. Algo que no ocurre en España, motivo por el que Allende aconseja su instalación.