La población de Castilla y León se concentra cada vez más en las ciudades y sus entornos, donde ya vivían en 2011 algo más del 62 por ciento de los habitantes empadronados en la Comunidad, es decir, 1,58 millones de personas, un porcentaje superior en 3,4 puntos al registrado en 2002, cuando representaban el 58,66 por ciento, según los datos recogidos en los Padrones elaborados por el Instituto Nacional de Estadística.

La emigración de los habitantes de las áreas rurales a las urbanas de la Comunidad, que comenzó hace varias décadas por motivos económicos, continuó durante esos diez años, de forma que los pueblos perdieron 55.000 vecinos entre 2002 y 2011, el 5,4 por ciento, mientras que las ciudades y sus localidades limítrofes ganaron 133.000, un 9,16 por ciento, un porcentaje casi tres veces superior al incremento de la población total de la Comunidad en ese periodo, que fue del 3,15 por ciento.

El trasvase de ciudadanos del medio rural al urbano fue progresivo y continuo durante esa década, con la única excepción de dos descensos muy leves en 2007 y 2010 recuperados rápidamente en los años sucesivos, y no se ha visto interrumpido ni siquiera por la grave crisis económica actual. Todas las áreas urbanas castellanas y leonesas sumaron nuevos habitantes entre 2002 y 2011, salvo la capital zamorana y su alfoz, donde se redujeron ligeramente, un 0,48 por ciento.

Concretamente, las personas empadronadas en la capital abulense y su entorno aumentaron en diez años un 16,8 por ciento; en las áreas urbanas de Burgos, un 9,97 por ciento (un 10,46 por ciento en la capital y su alfoz, un 10,23 por ciento en Aranda de Duero y entorno, y un 7,35 por ciento en Miranda de Ebro y entorno); en las áreas urbanas de León, un 9,41 por ciento (un 8,94 por ciento en la capital y las localidades limítrofes, y un 10,38 por ciento en Ponferrada y su entorno); en la capital palentina y su alfoz, un 4,66 por ciento; en la capital salmantina y su alfoz, un 9,35 por ciento; en la capital segoviana y su alfoz, un 14,54 por ciento; en la capital soriana y su alfoz, un 16,92 por ciento, y en Valladolid, su área metropolitana y Medina del Campo, un 8,35 por ciento.

Al mismo tiempo, los pueblos de todas las provincias redujeron su número de vecinos, excepto los de Segovia, donde se elevaron un 5,85 por ciento. Las zonas rurales de Ávila perdieron en una década un 1,23 por ciento de habitantes; las de Burgos, un 1,9 por ciento; las de León, un 12,3 por ciento; las de Palencia, un 11,43 por ciento; las de Salamanca, un 7,3 por ciento; las de Soria, un 4,7 por ciento; las de Valladolid, un 0,5 por ciento, y las de Zamora, un 5,4 por ciento.

 

Provincias rurales y urbanas

Pese a la progresiva emigración de la población del campo a las ciudades en todas las provincias de la Comunidad, todavía en cuatro de ellas, Ávila, Segovia, Soria y Zamora, hay más gente residiendo en los pueblos que en las áreas urbanas. Además, se mantienen las grandes diferencias entre unas zonas y otras de Castilla y León ya que, mientras en Ávila vivían el año pasado en zonas urbanas poco más de una de cada tres personas censadas en la provincia (el 36 por ciento, 3,76 puntos porcentuales más que una década antes), en Valladolid lo hacían cuatro de cada cinco (el 81,37 por ciento, 1,35 puntos más).

Junto a la primera, también siguen siendo provincias predominantemente rurales Zamora, donde tan sólo un 37 por ciento de sus habitantes estaban empadronados en 2011 en la capital y su entorno (0,48 puntos menos que en 2002), y Soria, donde lo hacían el 45,62 por ciento (5 puntos más que diez años antes), mientras que en Segovia la distribución de la población era casi la mitad en la ciudad y su alfoz, y la otra mitad en sus pueblos tras un incremento de casi dos puntos porcentuales del peso de la primera.

En el lado contrario, tras los vallisoletanos los más ‘urbanitas’ de Castilla y León son los burgaleses, ya que un 73,1 por ciento residían en 2011 en las áreas urbanas de la capital, de Miranda de Ebro y de Aranda de Duero (2,3 puntos más que en 2002), seguidos de los leoneses, con un 63 por ciento de empadronados en la capital, Ponferrada y sus respectivos alfoces (5,3 puntos más). Por su parte, en Palencia los habitantes urbanos representaban el año pasado el 59,4 por ciento de la población (4,08 puntos más que diez años antes) y en Salamanca, el 58 por ciento (4,07 puntos más).

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