Antonio Ferreras (Segovia, 1966) dirige una de las fábricas de productos y servicios de Telefónica, el centro I+D, situado en el parque tecnológico de Boecillo (Valladolid), que tras 13 años de andadura, ha recuperado la pureza innovadora de su origen. Tomó las riendas hace un par de años, justo cuando la crisis empezó a mostrar su peor cara, a la que cree que la innovación y el talento ganarán la batalla. Asegura en una entrevista concedida a Ical que la compañía no cierra las puertas a los mejores investigadores y tecnólogos, pero les pide una implicación absoluta y dominar el inglés, que él trata de no perder escuchando cada día la BBC. Precisamente, le atribuye al capital humano los éxitos del centro, que participa en el desarrollo de un nuevo ‘smartphone’ de bajo coste o del sistema de mensajería ‘Tu Me’. También, ha conseguido un hueco en el proyecto europeo ‘Fi Ware’, que diseña el internet del futuro, y se ha enganchado a la ‘nube’, al adquirir una firma americana que aportará una tecnología “eficiente” al ‘cloud’ de la empresa.

 

Apostar por la I+D+I es una premisa que se repite en los últimos años. ¿Está al alcance del país dada la situación económica?

Confundimos los términos. El nuevo modelo productivo tiene que ir ligado a la explotación del conocimiento, al uso de las TIC y a una economía terciaria más avanzada sobre la sociedad del conocimiento. La clave es la innovación, que es hacer algo nuevo que te diferencie en el mercado de tus competidores, que desarrolle tu marca corporativa o que te haga muy eficiente en costes. Por tanto, las empresas deberían impulsar la innovación no solo en tiempos de crisis. No obstante, ahora que el mercado está menguando y la competencia es mayor, se hacen más necesarios que nunca mecanismos nuevos de diferenciación.

 

Menos ladrillo y más innovación, ¿es la receta a los males de España?

Desde luego, ladrillo tenemos demasiado. La innovación nos puede permitir cambiar los procesos productivos, dar el salto a nuevos mercados, desarrollar la imagen de marca o hacer nuevos productos y servicios. No se trata, cuando hablamos de innovación, solo de hacer productos rompedores, no. En este centro, nos dedicamos a innovar en productos y servicios, la parte más cara y que requiere más tiempos.

 

¿Las empresas invierten en innovación para mejorar su productividad y competitividad o están ahorrando?

En época de emergencia se recorta donde se puede. Las empresas grandes, como Telefónica, no ha tocado la innovación, quizás por su tamaño y su internacionalización. La compañía lo tiene claro. Hay que invertir en productos y servicios porque la competencia lo está haciendo. Las operadoras trabajan ahora con los fabricantes de software y terminales y con los proveedores de servicios de internet. Se ha configurado un mercado plano que se mueve a gran velocidad y que exige fuertes inversiones. Hay que elegir el campo de acción en función de la ventaja competitiva de tu empresa y después lanzarte y poner los suficientes recursos para conseguir llegar a tiempo y con calidad.

 

En esta carrera por la innovación, ¿se están cometiendo muchos errores?

Nosotros en el pasado estábamos muy dispersos, tocábamos muchos palos. En este centro, además de innovar, cuando un producto se implantaba, se mantenía la gestión y el desarrollo. La compañía en una de sus reestructuraciones separó la creación de la explotación. Por tanto, recuperó la pureza del centro de Boecillo. Forma parte de Telefónica Digital y es una de las fábricas de productos y servicios de la compañía. Además de Valladolid, existen otras en Madrid, Barcelona, Granada, Zaragoza, Israel, Brasil, Londres y San Francisco. Juega un papel importante por el buen papel de las administraciones a la hora de construir el parque tecnológico y por convencer a Telefónica para que se instalase aquí. También, la empresa tiene un gran compromiso con la Comunidad.

 

Decía que la innovación avanza a velocidad de crucero. ¿Estamos a tiempo de coger ese tren?

Una de las claves es la gestión del talento, el conocimiento está en la gente. Tratamos de tener a los mejores expedientes y a los que más le guste la tecnología y que confundan en su vida privada la tecnología con el trabajo, porque es la única forma de estar al día. Aunque trabajes en uno o dos proyectos, tienes que tener 1.000 ojos para ver que tecnología se abandona y cuál avanza. Le dedicamos muchos esfuerzos a darnos a conocer en las universidades, en buscar talento en otras empresas y en que la sociedad se interese por lo que hacemos. Además, ofrecemos unas condiciones inmejorables. Queremos que éste sea el mejor lugar para trabajar.

 

¿Hablan el mismo lenguaje la empresa y la universidad española?

Tenemos una relación excelente, aunque mejorable. Encuentro mucha colaboración en ellas y estamos logrando muchas sinergias. Mi interés es que salgan los mejores expedientes, los mejores formados y con ganas de trabajar aquí y que los chicos nos conozcan y sepan lo que estamos haciendo. Los jóvenes salen muy bien preparados, pese a lo que se está diciendo. La mayoría de nuestros investigadores son de Castilla y León y son un buen activo en la compañía. No obstante, a la universidad le pedimos una mayor orientación a la empresa, aunque he de reconocer que los planes de Bolonia van en esa dirección. Recibo cada día peticiones de las universidades para que los estudiantes realicen aquí prácticas. Es la mejor manera para determinar el talento de los futuros investigadores.

 

¿Las universidades de Castilla y León generan el talento que demanda una multinacional como Telefónica?

Me gustaría que salieran más. Capturamos el talento donde está, pero no hay cuotas. Buscamos a los mejores. Cada vez hay menos alumnos en las carreras técnicas. Es un problema de la universidad, pero no generado por ella. Deberíamos hacer un esfuerzo para que los jóvenes se interesen más por las titulaciones técnicas. A pesar de la crisis, necesitamos informáticos e ingenieros. Tenemos una carencia a corto plazo.

 

Sostiene que los jóvenes debe estar dispuestos a la movilidad y saber inglés aunque no les guste para encontrar un trabajo de alta cualificación

Es bueno y enriquecedor trabajar en el extranjero en alguna empresa puntera, siempre que luego se regrese con ese conocimiento para exportarlo. Este mundo de las TIC es anglosajón por lo que el inglés es fundamental. Se me cae el alma a los pies cuando vienen algunos chicos y les pregunto: ¿Sabrás inglés? y me dicen: Me defiendo. ¿Cómo se aprende?, pues con horas. No hay gente que se le de bien o mal. A muchos le falta nivel de inglés aunque su formación técnica es excelente. Nosotros necesitamos una fluidez como en castellano. Pensaba que esta carencia ya se había resuelto y, al llegar aquí, he visto que se mantenía.

 

Encontrar un empleo cualificado para muchos es una lotería, ¿mantienen abierta la contratación pese a la crisis?

Estamos dispuestos a contratar a los mejores, pero pedimos que vivan para el mundo de las tecnologías. Nos esforzamos para que nos conozcan en las universidades y que no tengan miedo en mandarnos el currículo. No es fácil trabajar en Telefónica Digital porque su idea es coger a los mejores, pero yo no querría que se me escapara ninguno que quisiera venir aquí con el talento suficiente.

 

Ha defendido la necesidad de crear en Castilla y León un “ecosistema” formado por la universidad, la empresa y las instituciones

Telefónica ha conseguido una red de colaboradores, una veintena de Castilla y León, que vinieron hace 13 años con nosotros al parque tecnológico y que luego se han expandido haciendo negocios con otras empresas. Ése ecosistema nos ha dado resultado y nos aporta mucho valor. No paraba de crecer, aunque ahora se ha estabilizado por la crisis. La mayoría de estos ‘patners’ ha diversificado su cartera de clientes, lo que no implica que no estén padeciendo las estrecheces del mercado. De todas formas, los que trabajan con empresas como nosotros o Ericsson no creo que hayan visto reducida la demanda de servicios.

 

¿Castilla y León puede convertirse en un polo de ‘cloud computing’ de la mano de Telefónica?

El ‘cloud computing’ ofrecerá una forma de explotar la tecnología diferente. Creemos que pasará como con la electricidad. Ya no hace falta tener en casa generadores, sino que están juntos en un sitio, y tú solo disfrutas del servicio. Por la dispersión y extensión de Castilla y León, creo que el ‘cloud’ es un mecanismo que deberíamos explotar, ya que además ofrece una oportunidad de negocio importante. Este campo está absorbiendo muchos de nuestros esfuerzos. Aquí tenemos a unos de los mayores expertos en ‘cloud’, que están participando en los servicios ya comerciales a clientes de Telefónica. Hemos desarrollado ya varias cosas con mucho éxito. Acabamos de comprar la empresa americana ‘Joyent’ que cuenta con una tecnología excelente para estos servicios, ya que es un 25 por ciento más eficiente tanto en tiempo, como en recursos, más flexible y ágil.

 

¿Cuál es el proyecto principal en los que están trabajando?

El proyecto estrella en Telefónica Digital, que cuenta con la participación del centro de Boecillo, es el ‘Open Web Device’ (OWD). Se trata de un sistema para un ‘smartphone’ de bajo coste que estamos creando con Mozilla y que va a hacer la competencia a los dos monopolistas del sector (Apple y Android). Tendrá capacidades y prestaciones similares, pero a un precio más bajo. Al proyecto se han adherido Qualcomm (fabricante americano de ‘chips’) y otras operadoras. Se basará en la tecnología HTML5 –tecnología web- que permite hacer aplicaciones a los desarrolladores. Este centro está aportando el trabajo de un grupo de tecnólogos que se encargan del software, de la interfaz del usuario, que será muy sencilla. Este año tenemos que tener ya resultados.

 

¿Este centro también está trabajando en tecnologías de campo cercano, las ciudades inteligentes o en nuevas plataformas?

Estamos participando en el ‘Tu Me’, un sistema de mensajería sobre red IP, similar al ‘WhatsApp’. Es una aplicación gratuita con la red de datos y la primera ‘over the top’ que desarrollamos ya que a la compañía le interesa conservar al cliente y darle un buen servicio. Permite hacer llamadas a otros contactos, mandar mensajes de texto y voz, fotografías y enviar la localización. Además, permite de forma sencilla, ver, avanzar y retroceder a través de un historial de comunicaciones. La estamos evolucionando muy deprisa y habrá nuevas versiones. En 2020 se calcula que habrá diez máquinas conectadas por cada red. Por eso trabajamos en comunicaciones M2M (Machine to Machine). Son sistemas que se tienen que mantener solos y que tendrán poco tráfico, pero muy continuo. La aplicación más en voga es la ‘smartcity’, que desarrollamos para Santander, Málaga, Sabadell y, por supuesto, para Valladolid y Palencia. También, seguimos trabajando con la plataforma ‘BlueVia’, que pretende que terceros puedan utilizar nuestra red para hacer negocios, y en la tecnología NFC (Near Field Communication) o de campo cercano, que pretende que el móvil evite llevar reloj, llaves o tarjetas de crédito.

 

¿Qué proyectos de Valladolid han sido implantados por Telefónica o tendrán una aplicación más directa en el mercado?

En unos años el 90 por ciento tráfico en internet será video. Para eso son necesarias infraestructuras que los soporten, plataformas donde se puedan subir los videos y servicios, aplicaciones y teléfonos donde visualizarlos. En el centro, se ha desarrollado la ‘Media Box’ que es un dispositivo IP que recibe video a la carta al conectarse a la red. Se ha realizado totalmente aquí con fabricantes de Taiwán y está teniendo mucho éxito en el mercado latinoamericano y, en concreto, en Brasil. Seguimos trabajando en él para mejorarlo. También, continuamos con el proyecto de ‘Imagenio’. Estamos haciendo aplicativos para conectarse a través de él a Facebook y Tuenti.

 

¿Cómo se financia un centro de “coste” como éste para Telefónica?

Somos un centro de conocimiento que la compañía otorga recursos según sus necesidades. También, por sus características permite la venta de patentes y licencias, lo que cada vez supone una cuota más alta de la financiación, pero también estamos explorando otras vías. Aquellas líneas, que ya ha explotado Telefónica, se pueden exportar a terceros, así como las ideas que no se adecuan a la línea de negocio de la empresa. Además, trabajamos en varios proyectos europeos que van en línea con nuestros propios trabajos. Uno de ellos, es ‘Fi-Ware’, que se encarga de construir la red del futuro. Lo desarrolla uno de los consorcios más grandes de investigación, que lidera Telefónica. Su objetivo es crear una plataforma para prestar los servicios del futuro y aquí tenemos varios evaluadores de aplicaciones.

 

Finalmente, la tecnología ha cambiado la mayoría de los modelos de producción, pero ¿cómo ha afectado su desarrollo a la innovación?

Nosotros (él es ingeniero en Telecomunicaciones) antes nos poníamos la bata, entrábamos en el laboratorio y discutíamos con nuestros compañeros sobre qué investigar. Ésa ya no es la fórmula, ahora los usuarios tienen un lugar central y participan en el proceso en función de una metodología de interacción, entrevistas y modelos. También, deben intervenir los responsables de negocio, que son los que determinan si el proyecto es viable, si aporta valor y si generará negocio. Nosotros hemos querido situarnos en la intersección entre tecnología, negocio y usuarios.

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