Moderno hombre del Renacimiento,

humanista de la vida y la cocina,

maestro igual del hueso que la espina,

sabio de natural conocimiento,

 

lo verás con desenvolvimiento

entre la gente rústica y la fina,

huyendo de lo zafio y la rutina

y del interesado fingimiento.

 

Mezclando lo de hoy y lo de antaño,

disfrutas de la cena y el almuerzo

si en el fogón está Tomás Urrialde.

 

Su solera, que aumenta con los años,

es fruto de su afán y de su esfuerzo,

que a nadie le dan nada de balde.

 

 

Un fuerte abrazo

Pepe García Velázquez.

Segovia , 26 de agosto de 2004

 

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