La viuda del torero segoviano Víctor Barrio, Raquel Sanz, demandó hoy a los gobernantes que los colegios siembren los valores de la tauromaquia y que los niños puedan elegir con “libertad” sus gustos y aficiones. Además, aseguró que el diestro, fallecido en Teruel el pasado mes de julio, seguiría trabajando en la difusión y promoción del mundo del toro.

Sanz, acompañada por los padres del joven torero, Esther y Joaquín, recogieron el segundo Premio de Tauromaquia de Castilla y León, correspondiente a 2016, que le fue concedido a título póstumo a Víctor Barrio. Su viuda recordó las palabras hace un año del presidente de la Junta, Juan Vicente Herrera, presente en el acto, cuando aseguró que el sistema educativo debía ser capaz de inculcar estos valores a los niños y destacó su importancia económica y social como recurso de primer orden.

En ese sentido, Raquel Sanz destacó la necesidad de que los más pequeños puedan vivir los toros con “libertad”. Precisamente, aseguró que si las grandes figuras del toreo hubieran hecho “la mitad” por la tauromaquia que su esposo, la situación del mundo del toreo sería otra. Recordó su compromiso con los niños desde los 20 años a los que ofrecía sus clases de salón y encuentros para que aprendieran los detalles sobre este mundo.

Asimismo, la viuda lamentó que los defensores de los toros reciban “insultos” por parte de los detractores, así como la falta de interés por parte de algunos políticos. También puso de relieve el “daño” que determinados gobernantes les ocasionan prohibiendo algo que según dijo es “parte” de sus vidas. También reivindicó a Castilla y León como “cuna” y tierra “taurina” de grandes ganaderías, aficionados y toreros de “renombre”, “recios” y con “temple”.

Sanz señaló que el joven torero estaba llamado estar con los grandes diestros ya que sostuvo tenía una “proyección indiscutible”. Así, recibió como un “honor” y un “orgullo” el galardón puesto que reconoce a Víctor Barrio en su tierra, a la que -dijo- tanto amaba, un hecho que también, recordó, había valorado Santiago Martín ‘El Viti’, a quien el diestro segoviano llamaba “su majestad”.

Acto

Durante el acto, celebrado en el Monasterio de Nuestra Señora de Prado de Valladolid,se proyectó un documental sobre la figura de Víctor Barrio en el que personalidades del mundo del toro como el ganadero Victorino Martín explicó que la muerte es el “tributo” que paga quien se arriesga a ponerse delante de un astado. Sin embargo, coincidió con el diestro Curro Díaz que su muerte fue un “revulsivo” para fomentar la unión de los defensores de la tauromaquia.

También otros compañeros de profesión como Daniel Menés recordaron la gran persona que era Víctor Barrio, como el director de Diario Palentino y el programa ‘Grana y Oro’ de Castilla y León Televisión, Carlos Martín Santoyo, quien remarcó su tesón para continuar con su carrera a pesar de las dificultades. Críticos taurinos y responsables de la Fundación del Toro de Lidia también pusieron en valor su personalidad y estilo de torear.

Herrera fue el encargado de entregar a la viuda y los padres del torero el premio, que no comporta dotación económica y que consistió en una escultura conmemorativa realizada por el escultor Venancio Blanco. Además del presidente de la Junta, que clausuró el acto, asistieron la presidenta de las Cortes de Castilla y León, Silvia Clemente; la consejera de Cultura y Turismo, María Josefa García Cirac; la delegada del Gobierno en la Comunidad, María José Salgueiro; y el delegado territorial de la Junta, Pablo Trillo, entre otros.

Galardón

El jurado acordó por unanimidad concederle a principios de septiembre este galardón por “su trayectoria como matador de toros”, después de su trágica muerte en la plaza de toros de Teruel. Consideró que “encarna la esencia más profunda y dramática, pero a la vez más real, de la fiesta, así como por su trayectoria humana, ejemplo de joven que hizo del toreo su pasión y su profesión y en reconocimiento a su actividad de promoción de la tauromaquia entre los más jóvenes”.

El jurado reivindicó con este premio “la profesionalidad del torero y de todos los profesionales del mundo del toro, frente a la ofensa, la deshumanización y la falta de calidad moral de algunos comentarios público