El Museo Tecnológico del Vidrio acoge a partir de mañana una exposición de las últimas creaciones de Patricia Azcárate, que apuesta de nuevo por el cristal como soporte para su pintura. Bajo el título ‘Soñarte’, la muestra de la artista segoviana (de adopción, ya que nació en Madrid en 1959) permanecerá abierta al público hasta el próximo 6 de julio, de martes a sábado, de 10 a 18 horas; y domingos y festivos, de 10 a 15 horas.

Para la autora, el cristal expresa perfectamente el diálogo entre materia y espíritu, entre lo visible y lo invisible, entre fragilidad y dureza. Un soporte que carece de peso visual y favorece así la flotación de los signos pictóricos donde el color fluye y se libera, tal y como reseñan fuentes de la Real Fábrica de Cristales de La Granja.

Azcárate explica que la expresión artística, la necesidad de crear, surge de la necesidad de soñar. «Como resultado de un sentir creativo aparece la materia de un sueño, de un deseo, de unas inquietudes que van más allá de lo racional; es un estado pre-consciente que imagina la liberación de formas, colores y luces, que dan respuesta a ese no pensamiento, a un estado».

Como apunta el crítico de arte y pintor palentino Jesús Mazariegos, afincado en Segovia, Patricia Azárate practica desde siempre una abstracción radical e informalista que Dámaso Santos Amestoy llamó, en 1996, «abstracción lírica». Sus formas más características van de las amebas a los filamentos y de la mera mancha al grafismo, sin rozar jamás las formas de la realidad más allá de una sutil sugerencia paisajística o simplemente vegetal.

Lo más normal es que en la pintura de Azcárate «los trazos sean sólo trazos y las manchas, manchas, casi siempre referidas únicamente a sí mismas», según prosigue Mazariegos. Otra cosa son los significados que sus formas contienen respecto de la emoción y reflejo de vida, siendo fundamental en este sentido el concepto de higiene, entendido como ruptura con el pasado y una opción apasionada por la libertad, siempre con una inquietud por el espacio que da lugar a una lectura poética de la obra.

En esta ocasión, Azcárate añade algún elemento nuevo que sirve de soporte al vidrio o al cristal, formas que se refieren a lo humano. «Son las manos de la infancia y de la adolescencia que sugieren la idea de soportar el futuro del arte y de la creatividad», prosigue la Real Fábrica en su reseña, basada en la opinión de Mazariegos.

La obra de Azcárate ha protagonizado exposiciones y ferias en diversas partes del mundo como Italia, Alemania o Líbano, aparte de España. Ha participado en varias ediciones de la feria Arco y su obra está presente en numerosas colecciones de arte contemporáneo, como la ‘Testimoni’ de la Caixa o las del Colegio de Arquitectos de Santa Cruz de Tenerife, el Ayuntamiento de Madrid y el Museo Nacional Reina Sofía de Madrid.

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