Con 25 años ganó el Premio Planeta y consiguió no morir de éxito. Con 32 años dio voz a una generación maldita, la generación de los Mileuristas. Hoy, con algún año más, Espido Freire (Bilbao, 1974) inaugura en el centro turístico de La Alquería Segoviana la segunda sede de su empresa E+F Conceptos Culturales. Una empresa que nace, según indican sus propias palabras, «como mi respuesta empresarial a las carencias culturales que tanto la administración pública como la gestión privada tradicional no pueden afrontar». Esta nueva aventura se gestó en Madrid como una escuela literaria pegada a la realidad, al oficio, a la disciplina, y no al leyenda bohemia sobre la vida del escritor. Hoy, horas antes de la inauguración en La Alquería, responde a las preguntas de Segoviaudaz.es.

 

¿Por qué ha eligido una ciudad como Segovia para la nueva sede de E+F?

Por la proximidad a Madrid, por la demanda que siempre he tenido en Castilla León y por la oportunidad de colaborar con Alquería de Segovia, que me ofrecían el espacio ideal para trabajar.

 

La elección de la sede, un centro turístico, resulta cuanto menos curiosa, ¿qué le ha llevado a decantarse por este lugar?

Siempre me han gustado las actividades curiosas. Es un lugar precioso que solventa la necesidad de alojamiento, que permite la desconexión absoluta y, al mismo tiempo, próxima a Madrid y Segovia.

 

¿Cuál es la intención que tiene con Segovia? ¿Qué actividades quiere desarrollar en esta zona?

Las mismas que en cualquier otro lugar. Formación, comunicación, el fomento de la cultura en una ciudad que ofrece mucha oferta, pero quizás no la rentabilice lo suficiente. Creo que, dada su candidatura a Ciudad Europea, la presencia de E+F no puede sino beneficiarla.

 

¿Qué cree que su empresa puede aportar a eso que llaman el panorama cultural de la provincia?

Bueno, hasta la fecha lo que yo hago no lo hace nadie más. Es complicado explicar a qué se dedica E+F, principalmente por el modelo pionero: hay parte de prensa, pero también de agencia de publicidad y de comunicación. Nos encargamos de la formación para líderes, pero también de reforzar escritura y lectura para niños. Hay cursos destinados a aspirantes a escritores, pero también otros de oratoria, para puestas en escena de alto nivel. Renuevo la imagen de según qué productos, organizo eventos basados en una excusa literaria, y confeccionamos textos cuando es necesario contar una buena historia asociada a un producto.

 

¿Cómo surge la iniciativa de crear una empresa de este tipo?

Nace de mi convicción de que es posible que la cultura sea una fuente de ingresos, que puede potenciar el capital potencial de una persona, completar la educación de todo tipo de profesionales, y aportar valor de marca a las empresas. Esa fue mi apuesta, y hasta estoy, estoy muy satisfecha.

 

¿Qué necesidades de ocio y cultura cubre su empresa?

Como ya he mencionado, hay cursos de formación, tanto literaria como destinada a profesionales de otras disciplinas que necesitan mejorar expresión oral, escrita o corporal. Ciclos de conferencias en las que se entremezclen personajes muy diversos, incluso fuera del panorama convencional, actividades para niños y adolescentes, encuentros para profesionales… Crearé también proyectos específicos para empresas y administración, en momentos puntuales, y muchas otras sorpresas que se irán sabiendo con el tiempo. Por ejemplo, mi último trabajo ha sido un zapato, basado en un cuento con el que gané el Premio García Berlanga. Nada me parece imposible.

 

¿En qué otras ciudades de España está E+F?

Como subsede, tras Madrid, Segovia es la primera. Es posible que abra otra en Andalucía. Hasta ahora, he preferido organizar actividades y proyectos desplazándome yo. Al fin y al cabo, es un reto y una inversión arriesgada para una empresa pequeña en tiempos peligrosos.

 

A propósito de la crisis, ¿cree que la producción cultural española puede verse afectada por la nueva situación económica?

La producción no; la circulación, la distribución, sí. De todas maneras, nunca he creído en las subvenciones, y sí en la competencia. Sobrevivirán los mejores en calidad, y los más hábiles en promoción, las dos cosas. Y siempre, aún en los peores momentos, hay golpes de suerte. Yo aparecí hace once años, cuando ya las apuestas por los jóvenes autores estaban desapareciendo. Hace falta un esfuerzo de originalidad y mucha valentía.

 

¿Cree que es necesario un nuevo modelo cultural?

Sí, totalmente. Quisiera hacer hincapié en la capacidad que tienen las humanidades para añadir un marchamo de excelencia a las empresas. Hoy por hoy, cuando la publicidad se encuentra en un proceso de profunda renovación, ya no basta la apariencia: para promocionar según qué productos hace falta todo aquello que aportan las humanidades: buenas ideas, un excelente conocimiento de la historia que, en el fondo, cuenta, capacidad para expresarse de manera adecuada y la chispa de una puesta en escena.

 

Una de sus obras más conocidas es el ensayo ‘Mileuristas’, ¿cobran sus trabajadores más de 1000 euros netos al mes?

Por supuesto.

 

¿Está trabajando en algún nuevo proyecto literario o está totalmente volcada en la faceta de empresaria cultural?

Una cosa no puede distinguirse de la otra, porque mi empresa lleva parte de la comunicación literaria de mis últimos libros. Siempre trabajo en varios proyectos a la vez, aunque ahora esté un poco más cansada de lo habitual. Cuentos, un libro como editora, una novela…

 

¿Podría adelantarnos algo de esta nueva novela?

No, lo siento. Siempre lo hago, pero dicen que trae mala suerte, y por esta vez, voy a ceder a la superstición.

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