Cientos de castellanos y leoneses de las nueve provincias cumplieron este lunes con la tradición de visitar los cementerios para recordar a sus fallecidos con motivo de la festividad de Todos los Santos y los Fieles Difuntos. En todas las localidades de la Comunidad la estampa fue más o menos la misma: largas colas de coches a la entrada de los camposantos, ritos religiosos por el alma de los difuntos y un ir y venir de personas, en solitario, en pareja o incluso en familia, con ramos o centros de flores en las manos.

El tiempo acompañó a lo largo de toda la jornada en algunas de las provincias, a pesar de las bajas temperaturas registradas a primeras horas de la mañana, pero en otras el sol no pudo con el viento, las nubes y la lluvia. Tras la visita a los cementerios, los ciudadanos se mantuvieron fieles a otra costumbre más dulce: la de abarrotar confiterías y panaderías para comprar huesos y buñuelos.

 

Frío y lluvia segoviana

Centenares de personas se acercaron un año más al cementerio del Santo Ángel de la Guarda de Segovia, sin importarles el frío y la lluvia, para dedicar unos minutos al recuerdo de los seres queridos, cuyos restos mortales descansan en nichos, laudes y panteones. Aunque la presencia de público fue estimable a lo largo de la jornada, no fue necesario establecer medidas de tráfico para regular la entrada y salida de vehículos por la zona, controlada por la Policía Local, ya que las visitas se han producido escalonadamente durante todo el puente.

El cementerio del Santo Ángel de la Guarda, inaugurado en el año 1821, cumplirá su bicentenario ejerciendo la función para la que fue creado, ya que todavía tiene capacidad para, al menos, otros 15 años, de acuerdo con las previsiones del Ayuntamiento de Segovia. A fecha de hoy, el camposanto cuenta con cerca de 650 nichos libres, de ellos, 250 en columbarios.

DEJA UNA RESPUESTA