Subir y bajar las escaleras con un simple hola se ha terminado. Si algo ha cambiado esta pandemia es la relación entre muchos vecinos, el que todos conozcamos un poco a las personas que viven junto a nuestra puerta, que duermen al otro lado de la pared. Ellos han sido esas caras (las únicas que veíamos) a la hora de aplaudir, aquellos que antes apenas recibían un incómodo ‘hola’ en el ascensor años atrás. Han sido a los que ayudábamos a bajar la basura, o les hacíamos un bizcocho, en algunos casos, también, los que disfrutaban de conversaciones y música.

La campaña publicitaria del Sorteo Extraordinario de Navidad de 2020 retrata a una sociedad solidaria, retrata un sentir general de los españoles. Un anuncio que comienza en una escena ambientada en los años 40 y que evoluciona, décadas después, con un mismo símbolo: La generosidad e ilusión de repartir un décimo de Lotería.

Con una escena para el tradicional ‘calvo’, durante años protagonistas. La escena más emotiva la representa una mujer mayor que, este año, comparte con su vecina un décimo, aquella que la ayudó durante los meses más duros de confinamiento.

El anuncio más esperado del año nos vuelve a emocionar en el año, quizá, más complicado para todos.