Mil gracias a María Coco por su coraje, exponiendo públicamente su punto de vista sobre el polémico proyecto del Palacio de Congresos, súbitamente planteado en la finca de Quitapesares.

Segovia 21 es una operación urbanística, de muy dudosa legitimidad, contestada desde sus inicios y, a tenor de lo ocurrido, los que se opusieron al expolio de esa finca debían tener alguna razón. Como se ha demostrado que la tenían los que también se opusieron a la operación aeropuerto de Cantimpalos. Otro pufo, afortunadamente fallido, que hubiese tenido consecuencias ruinosas para la provincia y para la región. Ambas operaciones tenían un mismo denominador común y, lamentablemente, Segovia 21 sigue deparándonos sorpresas.

Sin entrar a valorar la oportunidad de ubicar un palacio de Congresos en ese paraje expoliado, en lugar de en Segovia, sí quisiera centrar el asunto en lo que para la opinión pública en general, la opinión de la gente en la calle, es el meollo de esta repentina decisión; Socorrer a Segovia 21 de la ruina que amenaza al proyecto.

Es obvio que las Instituciones afines a la Diputación Provincial de Segovia defenderán el proyecto y moverán los hilos de su indudable influencia en grandes sectores económicos para obtener su respaldo, pero el espíritu democrático debería impulsar a la sociedad civil, a los ciudadanos de a pié, a movilizarse y expresar su opinión, sea esta contraria, o a favor. Creo que es nuestro derecho y nuestro deber ciudadano.

 

Julio Michel, director de Titirimundi

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