A continuación reproducimos el comunicado redactado en asamblea por los concentrados en la Plaza del Azoguejo bajo la insignia Democracia Real ¡Ya!.

 

«En una jornada tan importante como esta, en la que celebramos la fiesta de la Democracia, el pueblo ha hablado.

Lo ha hecho con más fuerza y naturalidad que nunca. Aún desconocemos los datos de las votaciones y qué partido ha resultado vencedor en las elecciones del 22M, pero lo importante es que el pueblo ha expresado con voz firme y clara “ahora es nuestro momento”. Ha llegado la hora de saber para quién trabajan ustedes. Porque no lo olviden, la Democracia está por encima de cada una de las personas que constituimos la sociedad. Ustedes, los políticos, como parte de la misma y como representantes de ella, están en la obligación y el deber moral de gobernar para todas y cada una de las personas que conforman este estado demócrata.

Una cosa obvia que hay que recordar: Democracia significa el “poder del pueblo”.

Nos han precedido Islandia, Egipto o Grecia y ahora es el pueblo español quien ha expresado en todos los lugares que demanda un cambio. Es el turno de que todos ustedes, que son quienes nos representan, utilicen las herramientas que les hemos otorgado para conseguirlo.

Somos personas capaces de pensar por nosotras mismas y es por ello que al no vernos representados por sus decisiones, demandamos una mayor participación de la ciudadanía en la vida política.

Hoy en día no faltan canales para que exista una comunicación bidireccional real mediante los que, ustedes como políticos y nosotros como parte activa de la sociedad, podemos tener una comunicación fluida y participativa de la que todos podamos salir beneficiados. Los desafíos que se presentan, más que nunca ahora en tiempos de crisis, han de ser resueltos de forma conjunta.

La prueba más clara la tenéis en que personas de diferentes pueblos, ciudades e incluso países se han unido a lo largo de todo el mundo con el fin de cambiar las cosas y alcanzar pacíficamente objetivos comunes. Entre ellos una representatividad real, pues el voto de ningún ciudadano debería de valer más que el de otro.

Hemos visto cómo personas que supuestamente tenían que atender a la ciudadanía han aprovechado sus cargos para obtener beneficios de forma ilícita, sea del modo que sea. Aún así, no es momento de echarse las manos a la cabeza, pero tampoco de obviarlo y que se quede dormido en el sueño de los justos. Es tiempo de aprender de todo ello y construir un presente mejor. Es hora de escribir recto sobre renglones torcidos. Es hora, pues, de redactar un nuevo capítulo de la historia en el que desaparezcan los excesos padecidos. Puede parecer una utopía, cierto, pero los que en el pasado se atrevieron a soñar y en su momento fueron catalogados de locos, hoy son considerados genios y además podrían ver hechos realidad sus sueños. Al igual que nosotros los nuestros.

Personas como Julio Verne, Galileo, Clara Campoamor, Isaac Newton, Irena Sendler, Voltaire o Rosa Luxemburgo, se atrevieron a ver más allá de lo que la sociedad y el pensamiento de su época habían establecido. Ahora es la ciudadanía en su conjunto la que se atreve a soñar. Ciudadanos que, indignados por la situación que padecen cada día, quieren abrir las ventanas para que el aire fresco sea capaz de penetrar por ellas y ventilar la habitación. Es por ello que ahora es nuestro turno, es hora de que movamos ficha y ver si estamos a la altura de las circunstancias.

Si exigimos, hemos de ser partícipes de lo exigido y bien utilizar las herramientas que demandamos.

No hay que ser ingenuos y pensar que podremos cambiar las cosas de una mañana para otra, el cambio se producirá si cada uno de nosotros somos conscientes de nuestras capacidades y sobre todo si somos constantes en nuestro empeño por cambiar. No debemos sucumbir a la desesperación ni al miedo que la incertidumbre pueda provocar, esos que llevan años y años arrastrándonos.

Todos los ciudadanos deberíamos estar orgullosos del movimiento que hemos originado, porque TODOS y cada uno de nosotros formamos parte de esto. ¡No lo olvidéis jamás!

Para terminar, recordar que los sueños y la libertad nunca han de conseguirse a costa de los de los demás. En el equilibrio está la clave de todo aquello que queramos conseguir.

Seamos pues, asamblea popular. Esto sólo es el principio».

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