La mujer que perdió a su marido y su hija, intoxicados por la mala combustión de una estufa de leña en Cabezuela (Segovia), permanece ingresada en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital General de Segovia, sedada e intubada. El estado de Beatriz S., de 43 años, aún es grave, aunque el último parte médico apunta que “sus parámetros metabólicos se están estabilizando”, según precisaron a Ical fuentes de la Delegación Territorial de la Junta.

La iglesia parroquial de Cabezuela acogerá este sábado, a partir de las 13 horas, el funeral por la muerte de Adolfo S. H., de 49 años, y su hija de 7, que recibirán sepultura en el cementerio del municipio. Sus cuerpos descansaban hoy en el tanatorio de Cantalejo, por donde pasó “todo el pueblo” a lo largo de la jornada para dar el pésame a la familia, según destacó la alcaldesa del municipio, Ana María Agudíez

Padre e hija murieron intoxicados durante la noche del miércoles al jueves, al parecer (a falta de confirmación oficial), debido a la mala combustión de la estufa de leña de su casa, ubicada en la calle Arroyo Bajo de Cabezuela. La madre, de 43 años, pudo ser trasladada con vida hasta el Hospital General de Segovia.

El accidente se confirmó pasadas las 9.30 de la mañana del jueves, cuando agentes de la Guardia Civil abrieron la puerta de la casa y se encontraron con la trágica escena. Dos compañeros de Adolfo S.H., empleado de una empresa de madera de Cantalejo, se acercaron hasta el pueblo y avisaron al alguacil “porque les extrañaba que no hubiera ido a trabajar”, según relató la regidora.

El alguacil llamó primero al teléfono de Adolfo, después al de Beatriz y al ver que no respondían, al comprobar que la casa estaba totalmente cerrada y que la niña no había ido al colegio, “entre las 9.30 y las 9.45” activó el protocolo de emergencia. Así, alertó a la Guardia Civil y a Emergencias 112 y contactó con los padres de la mujer para que se acercaran también a la vivienda. “Llegaron inmediatamente junto con el alguacil, la familia y dos compañeros de trabajo de Adolfo”, prosiguió Agudíez, visiblemente afectada por lo ocurrido.

La primera edil señaló que “nunca había pasado nada parecido en Cabezuela, es un golpe muy duro para todos y además por una estufa de leña, no había gas por ningún sitio”. Hasta allí se desplazaron también una uvi móvil, una ambulancia de soporte vital básico y personal facultativo del centro de salud de Cantalejo, pero para entonces sólo la mujer seguía con vida.

El Ayuntamiento decretó tres días de luto, hasta el domingo, por la muerte de Adolfo y su hija, “vecinos de Cabezuela de toda la vida”. Él era de origen canario, aunque muy conocido en el municipio porque colaboraba habitualmente con el Consistorio en la organización de actividades como la cabalgata de Reyes; ella, “una niñita de siete años encantadora, preciosa”, lamentó Agudíez. “Una noticia terrible para un pueblo tan pequeño (742 habitantes) en el que todos nos conocemos y tenemos vínculos, si no de familia, de amistad”.

 

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