La defensa del acusado por asesinar a un pastor en la localidad segoviana de Aldea Real en agosto de 2011, apeló hoy al “aturdimiento, miedo y angustia” del autor confeso de los hechos, G.G.M, para rebajar la pena a 6 años y una indemnización de 54.000 a cada uno de los dos hermano del fallecido. La Audiencia Provincial de Segovia acoge desde esta mañana el juicio contra el presunto autor del asesinato que será juzgado por un jurado popular compuesto por 11 personas, tras la muerte de un pastor de la misma localidad, L.C.G de 64 años.
La fiscalía pide 12 años de prisión y una indemnización de 60.000 euros a cada hermano del fallecido en concepto de daños morales y el abogado de la acusación, por su parte, solicita 25 años de prisión y la misma indemnización. Mientras el letrado defendió que la “alevosía, ensañamiento y abuso de superioridad” deberían de ser considerados como agravantes, el abogado defensor incidió en que no pedirá la absolución del acusado puesto que reconoció los hechos y “debe pagar por ellos” pero aludió a la inexistencia de un “plan preconcebido” que estuvo motivado por las rencillas que ambas familias arrastraban años atrás por temas de pastoreo.
Posteriormente, las diferentes partes procedieron al interrogatorio del acusado, que explicó cómo se desarrollaron los acontecimientos durante la mañana del 14 de agosto de 2011. Según explicó G.G.M acudía como lo hacía habitualmente, a una huerta que poseía en el paraje conocido como “Los Pajarillos” en la localidad segoviana, y al llegar comprobó que L.C.G, estaba pastando con sus ovejas en las tierras del presunto autor.
Tras varias llamadas a la Guardia Civil y a la Cámara Agraria Local, de la que C.G.M era presidente, se desató una fuerte entre ambos pastores en la que G.G.M arrebató la garrota a L.C.G y le propinó tres fuertes garrotazos en la espalda y la cabeza, provocando que el pastor cayese al suelo, momento en el que el presunto agresor, aprovechó para golpearle en la cabeza con una piedra de 5 kilos, provocando un traumatismo craneoencefálico y una fractura craneal que ocasionó la muerte del pastor.
Según relató, después de la agresión se desplazó con su vehículo hacia una nave en la que guardaba maquinaria agrícola y un tractor, cogió un saco y una cuerda, y se desplazó de nuevo con el vehículo agrícola al lugar de los hechos, donde permanecía el cuerpo sin vida del pastor. El acusado, aró la zona manchada con sangre, “para no ver la sangre”, metió el cadáver, la garrota y la piedra en el saco y lo transportó a un pinar situado a diez kilómetros del pueblo, junto a la carretera SG-211 que comunica Lastras del Cuéllar con Aguilafuente. Una vez allí, se sirvió de la pala del tractor para cavar un agujero de un metro de profundidad, donde enterró el cuerpo de de L.C.G.
Durante las horas posteriores, G.G.M, hizo su vida habitual, pernoctando en la localidad de Cuéllar, donde vivía con su novia, y acudiendo a comer a casa de sus padres. El presunto autor, declaró que la misma tarde en la que se produjeron los hechos, la Guardia Civil acudió a su casa para preguntarle si conocía el paradero de L.C.G, cuya familia ya había dado cuenta a los agentes de la desaparición del pastor, ya que el ganado estaba suelto por la zona. Los agentes iniciaron el dispositivo de búsqueda y gracias a las declaraciones de varios testigos que vieron a G.G.M desplazarse con el tractor a zonas poco usuales, y a las rodaduras del tractor en la tierra, que dejaban un rastro inconfundible porque estaban más desgastadas de lo normal; los agentes llegaron al pinar donde descubrieron una zona con la tierra removida. Tras cavar durante media hora, encontraron el saco con el cadáver del pastor. Fue en la madrugada del 15 al 16 de agosto, cuando G.G.M, acudió al cuartel de la Guardia Civil y declaró ser el culpable de la muerte del pastor. Desde entonces, G.G.M ha estado en prisión.