La presidenta la Federación de la Mujer Rural (Femur), Juana Borrego, reclamó hoy al Gobierno la realización de planes y leyes destinadas a asegurar la igualdad laboral y salarial entre hombres y mujeres en el medio rural. Con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer, Borrego lamentó que las féminas aún no hayan conseguido el acceso igualitario y la plena participación en procesos de toma de decisiones.
En un encuentro al que asistió como invitada la periodista Nieves Herrero y durante el que pudieron escucharse los relatos de mujeres con empleos asociados anteriormente a los hombres, la presidenta de Femur reclamó una mayor presencia femenina en empresas y cargos políticos. Sin menospreciar al género masculino, señaló Borrego, “está demostrado que las empresas dirigidas por mujeres tienen mejores resultados económicos y sociales”.
La Federación compuesta por más de 36.000 asociadas, de las que 71.710 son de Castilla y León, subrayó la necesidad de contar con mujeres en puestos relevantes como sindicatos, organizaciones agrarias e incluso diputaciones, explicó Borrego para señalar el caso de Segovia en la que no existe ninguna mujer dentro del Partido Popular que gobierna.
Junto a ella, la secretaria general de la organización declarada de Utilidad Pública en 2006, Elena García Gil, recordó la necesidad de apoyar a las mujeres rurales quienes “han tenido menos oportunidades desde el punto de vista económico, cultural o social que la mujer urbana”. En este sentido recordó el trabajo que Femur lleva a cabo formando, informado y asesorando a las féminas del mundo rural a través de una formación que se adapta a los tiempos.
Haciendo honor al avance y a la superación de tópicos como los de “trabajos para hombres” fueron seis mujeres de Castilla y León las encargadas de contar sus experiencias en el mundo laboral. Mientras la bodeguera Blanca Acebes, de Pesquera del Duero (Valladolid) abogó por “dignificar” todo tipo de trabajo sin discriminación sexual, la camionera de Aranda de Duero (Burgos), Silvia Delgado incidió en la necesidad de normalizar el trabajo. Junto a ellas, se pudieron escuchar las historias de esfuerzo de la empresaria abulense Higinia Martín quién sacó adelante una residencia de ancianos rechazando el aval de su marido, y de la cantera segoviana Paquita Santamaría quién se quejaba de que sus compañeros la confundían con un hombre. Rodeadas de esculturas que ensalzaban a la mujer, como explicó la artista Mercedes Jiménez, extremeña residente entre Segovia y Barcelona, las féminas pudieron explicar que a pesar de que existan “caminos difíciles no podemos desistir”.