El Palacio Real de La Granja de San Ildefonso ha inaugurado un nuevo servicio gratuito de signoguías que hace accesible todo su valor cultural a las personas sordas. Con el impulso de la Fundación Orange, este servicio es el cuarto que se instala en monumentos de Patrimonio Nacional, tras el del Palacio Real de Madrid, el del Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial y el del Palacio Real de Aranjuez.
Las signoguías son unos dispositivos portátiles multimedia equipados con una pantalla para reproducir vídeos en los que se explican los contenidos y las obras seleccionadas en Lengua de Signos Española (LSE) con subtítulos. Su objetivo es proporcionar autonomía en la visita a las personas sordas, mediante un manejo sencillo y una cómoda navegación, en este caso, a través de un dispositivo iPod, con pantalla táctil. Además, los vídeos que se incluyen han sido traducidos por profesionales sordos especialistas en esta lengua, gracias a la colaboración técnica de la Fundación CNSE para la supresión de las Barreras de Comunicación.
Con la incorporación de las signoguías a los museos de Patrimonio Nacional, las personas con discapacidad auditiva pueden realizar el recorrido sin barreras, apreciando en su totalidad las diferentes colecciones que estos monumentos acogen, y que son visitados anualmente por más de tres millones de personas. En las próximas semanas, el servicio también estará disponible en La Almudaina (Palma).
Se trata de un proyecto de innovación multimedia para la supresión de barreras de comunicación con agenda electrónica multimedia, automanejables y fácil manejo individual, facilita información de los diferentes monumentos en lengua de signos y subtitulada en diferentes idiomas y recorrido museístico habitual.
El servicio de signoguías se enmarca en el proyecto “Museos Accesibles”, con el que la Fundación Orange pretende alcanzar el objetivo de hacer accesible la historia de la cultura y del arte español a las personas con discapacidad auditiva. Así, gracias a “Museos Accesibles”, también se han realizado adecuaciones con instalación de bucles magnéticos y amplificadores en los museos estatales, además de desarrollar cursos de historia del arte para personas sordas, tanto en LSE como en lengua oral.