Parece una inocentada, pero no. En el conocido portal Change.org aparece una solicitud al Gobierno para que derribe el Acueducto de Segovia.
Afortunadamente, la peculiar solicitud solo cuenta con 782 firmas.
El promotor de la ocurrencia reclama «que el Gobierno, sin precipitaciones pero ya sin más demoras, derribe el mayor símbolo de la represión en España: el Acueducto de Segovia; y evitar así que se sigan realizando allí homenajes y celebraciones a los opresores romanos».
Los comentarios recibidos también resultan curiosos. Por ejemplo, en uno de ellos se puede leer «una opresión de más de 2.000 años es insoportable. Que derriben el acueducto, la Alhambra, Mezquita de Córdoba y el Puente de los Santos«.
Otro dice: «Es imprescindible, y esta medida debe ser sólo el comienzo de la demolición de todo símbolo de dominación romano-fascista. A continuación, el Ministerio de Igualdá debe acometer la demolición de todos los castillos de Iberia pues como símbolos de la opresión Feudo-Fascista-Heteropatriarcal, son una muestra de permanente agresión a la libertad y pueden constituir un delito de odio, u odia«.
Afortunadamente, la petición en los cuatro años que lleva abierta en Change.org no ha llegado ni a las mil firmas a su favor.
Acueducto de Segovia
Las hipótesis apuntan al siglo II d.C., posterior al año 112 d.C. (final del gobierno de Trajano o ya en el de Adriano). La imposibilidad de datación exacta no impide que encabece la clasificación de mejores obras de ingeniería civil en España. Sus 167 arcos de piedra granítica del Guadarrama están constituidos por sillares unidos sin ningún tipo de argamasa mediante un ingenioso equilibrio de fuerzas. Obra extraordinaria, en la que la utilidad convive con la armonía y la belleza, ha prestado servicio a la ciudad hasta fechas recientes. A través de los siglos, apenas ha sufrido modificaciones.
Sólo durante el ataque contra Segovia dirigido en 1072 por el musulmán Al-Mamún de Toledo sufrieron deterioro 36 arcos; los daños fueron restaurados en el siglo XV por Fray Juan de Escobedo, monje del Parral. Desde antiguo, existen dos hornacinas que probablemente protegían a dioses paganos, sustituidas en tiempo de los Reyes Católicos por las imágenes de San Sebastián y de la Virgen. Bajo las hornacinas existió una leyenda en letras de bronce, relativas a la fundación del puente, de la que hoy sólo queda el rastro de la inscripción.
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