El Museo Provincial de Segovia ha ‘nombrado’ pieza del mes a una placa de cinturón trilobulado de época visigoda, una pieza de forma infrecuente, decorada con almandines y que procede de la necrópolis de Duratón. La nueva pieza, que se enmcarca dentro de la actividad que el Museo realiza con el fin de acercar al público los fondos que forman la exposición permanente y que se renueva cada trimestre, forma parte de la colección de objetos de orfebrería visigoda, reunida por Antonio Molinero en los años cuarenta del siglo XX.

Hasta el mes de marzo se podrá observar de forma especial esta placa de cinturón que muestra una técnica repetida: una delgada lámina de oro fue dispuesta bajo los cristales, para que la luz que los atraviesa sea reflejada, y el efecto del color sea más intenso. Se trata de uno de los objetos de adorno personal localizados en excavaciones, sobre todo en las localidades de Madrona y de Duratón y que muestran numerosas fíbulas y broches de cinturón, collares, pendientes, anillos, brazaletes, amuletos, etc., hasta constituir un conjunto que difícilmente puede contemplarse en ningún otro lugar. Además del número, destaca su marcado interés tipológico.

Los broches de cinturón de época visigoda son fundamentalmente, de dos tipos: el primero es el conocido como “de placa rígida”, es decir, aquel en el que la hebilla y la placa fueron fundidas en bronce, de una sola vez, aunque también los haya con la hebilla móvil. A menudo, la placa muestra decoración calada, con siluetas de animales o con motivos vegetales. Unas pequeñas pestañas, en la parte trasera, permitían fijar la placa al extremo del cinturón.

El segundo tipo, llamado “de celdillas”, presenta una superficie compartimentada por finas láminas de latón, en disposición geométrica, soldadas perpendicularmente a una placa rectangular, también de ese metal; forman celdillas que se llenan con pequeños cristales de colores, o bien con piedras semipreciosas. En algún caso la base también se funde, y aparecen también los esmaltes, o el hueso, aunque no sean materiales frecuentes. Las hebillas sí fueron fundidas normalmente, en bronce dorado, a veces, con los pasadores en forma de cabezas de águila. Estos broches son los ejemplos típicos desde el siglo VI, quizá los más repetidos en estos cementerios hispanos.

Los visitantes del Museo, después de concertar una cita previa con el Departamento de Educación y Acción Cultural, pueden disfrutar la explicación de la pieza elegida para este trimestre a través del mail museo.segovia.deac@jcyl.es o del teléfono 921 46 06 13.

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