Críticas a la corrupción, alusiones a la austeridad de la Unión Europea y de la canciller alemana Ángela Merkel y mensajes de paz y tolerancia, conformaron la actuación de ‘El cazador del león’ puesta en escena en el marco de la 27ª edición de Titirimundi por la compañía Sogolón procedente de Mali (África). Entre la Plaza del Azoguejo y la Plaza Mayor los africanos representaron durante estos días un espectáculo comprometido con el público infantil que hizo énfasis en la igualdad entre géneros y las figuras de las féminas en la sociedad.

“En todas partes del mundo, culturas y civilizaciones, la fuerza del mundo son las mujeres”, señalaba un narrador convertido en mujer que luchaba contra las injusticias del cazador del león. Ancestrales ritmos africanos se mezclaron con las palmas del público quienes pudieron contemplar un teatro de títeres de vistosos colores, personajes que trasladan a la selva y a sus animales, y unos actores que interpretan, bailan y cantan en una Segovia que ya los conoce de sobra.

La alegoría sobre el correcto camino a la vida, marca del teatro africano de títeres, recoge una trayectoria de más de 20 años en las que la compañía ha puesto de manifiesto su interés por la difusión de este milenario arte en las tribus y culturas Bamanan, Somono y Bozo.

‘Besos’ de la compañía Teloncillo/ R.Blanco

Para niños, estos más pequeños aún, fue el espectáculo ‘Besos’ de la compañía vallisoletana Teloncillo, nacida hace 37 años. Dirigida a un público entre 6 meses y 3 años que también abarrotó el Patio de la Diputación de Segovia, la actuación aunó números musicales, magia, participación y muchos besos. Ante unos asombrados pequeños, Teloncillo se sacó de la manga desde canciones propias como ‘Otto’ o ‘Los oficios’ hasta otras con letras tan famosas como las de Gloria Fuertes o Paco Mora.

Una estimulante actuación para niños y niñas de todas las edades que participaron en todo el número sorprendió además por sus números de magia. Luces que iluminaban su pañuelo, aquellas que aparecían misteriosamente desde sus manos, o flores que crecían en su varita mágica se mezclaron con un maletín del que salían globos de colores bajo un hilo conductor musical.

Los besos de papeles de seda que inundaron con su vuelo el final de la actuación pusieron punto y final a un encuentro que además ofreció la posibilidad de ponerse en contacto con los actores gracias a unas cartas con forma de maleta que Teloncillo repartió entre sus asombrados y pequeños espectadores.

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