La talla del Santo Cristo de los Gascones es la más antigua de la Semana Santa Segoviana, del siglo XI. Según la leyenda que ha llegado hasta nuestros días, la imagen articulada en hombros y codos se la disputaban dos pueblos, un alemán y otro de la Gascuña francesa, que resolvieron tan cristiana pugna subiendo la imagen en una yegua para que fuera la Santa Providencia quien decidiera dónde quería alojarse. Por supuesto, unos y otros confiaban en que Cristo les elegiría finalmente. ¿Dónde mejor que en su pueblo?.

‘Soldados Gascones y Alemanes, disputaban por un botín recientemente cobrado, al que habían tomado singular devoción. A las afueras de una pequeña aldea, había sido hallado un magnífico Cristo yacente de madera, con brazos articulados, rostro doloroso y cuerpo con manchas de sangre, que semejaba en verdad un muerto sobre la campiña florida’, recoge el libro ‘Leyendas Segovianas’, de María del Carmen Díaz Garrido.

Poco podían pensar aquellos soldados que la yegua tenía sus propios planes y una resistencia a prueba de milagros. El animal, con la Divina carga, cruzó los Pirineos, media España, la sierra de Guadarrama y llegó a Segovia, bajó por la calle Santa y llegó al atrio de San Justo y Pastor donde murió, relata el presidente de la Real Cofradía de la Santa y Venerable Esclavitud Santo Entierro Cristo de los Gascones, Miguel Hernández. Por aquel entonces, el templo que acoge la talla era una ermita situada extramuros de la ciudad, en el arrabal donde vivían muchos artesanos vinculados con el sector del paño.

Desde entonces, esta imagen siempre ha estado vinculada con la iglesia románica de San Justo y Pastor e, incluso, su llegada a Segovia tuvo efectos urbanísticos y demográficos. “Las personas que vinieron con el Cristo dieron nombre a la calle Gascos, donde se quedaron a vivir”, destaca Miguel Hernández. La talla en su urna original ocupa una capilla de esta iglesia, situada en el barrio de El Salvador, a pocos metros del Acueducto. Esta histórica y valiosa imagen también fue conocida como “el Cristo de Santiuste y el Cristo de Segovia”.

Descendimiento 

El Santo Cristo de los Gascones es una talla articulada de madera policromada. En el altar de la iglesia todavía se conservan los agujeros donde se colocaba para llevar a cabo el desenclavo. Con la ayuda de unas cuerdas, en Semana Santa, se escenificaba el pasaje del Evangelio el descendimiento de Jesús tras morir en la Cruz. Según la tradición, la imagen formaría parte de un Auto Sacramental, que completaría los oficios religiosos.

Un pasaje que dice: “Después de la muerte en la cruz de Jesús de Nazareth, José de Arimatea pidió a Pilato el cuerpo de Jesús; este preparó el descendimiento y posterior sepelio de Jesús. Durante el descendimiento, estaban presentes, entre otros, María y María Magdalena, además de Nicodemo y José, subiendo unos lienzos a la Cruz para ayudarse para bajar el cuerpo. Habiendo descendido del todo el cuerpo, lo envolvieron desde las rodillas hasta la cintura y lo entregaron a su madre”.

La articulación de los hombros y brazos permitía desclavar y descenderlo de la cruz, depositarlo en un sepulcro que se mostraría vacío “como prueba irrefutable de la Redención”. Desde la cofradía también explican que, como otras imágenes medievales similares, se dispone tumbado en un lecho, con los brazos doblados sobre los hombros.

Esta escena del desclavado, que vivieron los segovianos desde tiempos medievales, sirvió de inspiración a la compañía de teatro ‘Nao D’amores’ para llevar cabo una recreación libre de la ceremonia litúrgica que debía representarse en la Iglesia de San Justo, con esta talla, una de las piezas más significativas del patrimonio románico español, ‘El Misterio del Cristo de los Gascones’.

Miguel Hernández recuerda que los clavos de las articulaciones de la imagen son los originales, como se pudo comprobar en la restauración que se llevó a cabo en 2010 en la Sala Capitular de San Justo y Pastor. Los expertos trabajaron aquí para evitar el traslado de la escultura, que fue sometida a una limpieza. También es original la urna en la que se encuentra el Santo Cristo en su capilla.

Talla completa 

Según la información de la Real Cofradía de la Santa y Venerable Esclavitud estamos el “Cristo de la faz trigueña y alargada, frente espaciosa y cejas arqueadas debajo de las cuales se han cerrado unos ojos con infinita tristeza; de nariz afilada y aguileña, de labios entreabiertos, de barba nazarena y abundante cabellera. Tiene el cuerpo pálido de una talla completa, de 1,82 metros de larga, azotes inhumanos dejaron en él sus huellas amoratadas; y el estertor de la agonía levantó aquél pecho; una herida ancha y profunda de unos cuatro dedos, abre el costado”.

También se remarca que “se centra en esta imagen el culto del Santo Entierro o Sepulcro del Señor, que había traído a Segovia la Orden Benedictina, y el Cristo de los Gascones es por antonomasia el Cristo del Sepulcro o Cristo del Santo Monumento”.

El ‘Santo Cristo de los Gascones’ tiene un fuerte arraigo en la ciudad de Segovia. Su cofradía es la más antigua, sus primeros estamentos datan de 1647, pero hay documentación anterior que da fe de que procesionaba anteriormente a esta fecha. Los vecinos del barrio de El Salvador volvieron a fundar la cofradía en 1959. También es muy conocida la vinculación de esta imagen con la Curia segoviana. El Colegio Oficial de Abogados tiene como protector al Santo Cristo de los Gascones y le acompañan en sus salidas por las calles de la ciudad.

La noche de Jueves Santo, por la calles del barrio de El Salvador, siguiendo la silueta de su vecino más monumental y emblemático, el Acueducto, se realiza un Vía Crucis. A la mañana siguiente, se realiza el traslado procesional hasta la Catedral, para sumarse a la Procesión General de los Pasos en la noche del Viernes Santo.