Si existe un clásico de William Shakespeare que, cuatrocientos años después de escrito, aún sigue levantando y desatando pasiones, ese es ‘Romeo y Julieta’, la tragedia que narra la historia de los jóvenes descendientes de las históricas familias enemigas de los Montesco y los Capuleto. La misma que mañana domingo, 12 de diciembre, a partir de las 20:30 horas la compañía de Teatro Clásico de Sevilla acercará hasta el Teatro Juan Bravo de la Diputación.

 

Bajo la dirección de Alfonso Zurro, quien también se ha encargado de la versión del clásico, y con Ángel Palacios en el papel de Romeo y Lara Grados en el de Julieta, el montaje de la compañía andaluza logró sumar hasta cuatro nominaciones en los Premios Max de 2020 a las categorías de Mejor Espectáculo de Teatro, Mejor Dirección Escénica, Mejor Adaptación Teatral y Mejor Diseño de Vestuario, reafirmando la buena sintonía de la compañía con la obra del dramaturgo inglés, con la que ya había logrado un Premio Max y seis nominaciones en 2017 al mejor Diseño de Espacio Escénico con ‘Hamlet’.

 

Acostumbrada, como indica su nombre, a trabajar con guiones de grandes autores, la compañía de Teatro Clásico de Sevilla, que también logró un importante éxito con las ‘Luces de Bohemia’ de Valle-Inclán, se caracteriza por respetar de manera prioritaria los elementos más significativos y representativos de los textos, al mismo tiempo que trata de hacerlos más accesibles al espectador actual.

 

Por ello, y teniendo en cuenta que sobre la historia de los Capuleto y los Montesco poco queda por decir y descubrir, si en algo ha querido hacer hincapié Alfonso Zurro en su versión de ‘Romeo y Julieta’ es precisamente en el odio entre las dos familias, capaz de hacer lo posible y lo imposible para que dos personas que se aman no puedan apenas ni intentarlo. Así, el dramaturgo español quiso indagar en algo que Shakespeare había dejado sin resolver: el origen del odio entre esas dos familias. “Nuestra propuesta se asienta desde ese peligro, ese sentimiento que pudre y destroza los lazos de convivencia y cómo se enfrentan Romeo y Julieta a esa devastación”, asegura el director, quien sobre la escena quiso que el muro que encontrará el público segoviano al llegar al Juan Bravo, reinando sobre su escenario, simbolizara la separación, la división, la animosidad y el odio.

 

No obstante, los espectadores segovianos que adquieran una de las entradas puestas a la venta por 20 euros comprobarán cómo ese muro cuenta con dos lados bien diferenciados; uno perteneciente a los Montesco y otro a los Capuleto. Uno más accesible y el otro más impenetrable. La pregunta a resolver será si el amor, el verdadero amor, es capaz de derribar aquellos muros que los humanos nos hemos empeñado en ir construyendo a lo largo de la historia y que han sido causantes de tanto dolor entre las personas.