Para todos nosotros, las personas que vivimos en los países llamados desarrollados, en los que tener una educación, libertades de todo tipo, elementos que nos facilitan la vida, como la electricidad y todos los electrodomésticos, o el simple hecho de disponer de agua corriente es algo común, y, sin embargo, en la mayoría de las ocasiones no nos paramos a pensar en la suerte que tenemos por ello. España, a pesar de la mala situación de crisis que hay, es un país desarrollado, que cuenta con todo tipo de adelantos; sin embargo, sólo a 14 km del territorio situado más al Sur de España, encontramos otro continente, África, en el que la mayor parte de los países son muy pobres, y la gente malamente logra sobrevivir.
Esta situación no debería permitirse, ya que en cuanto a recursos África siempre ha sido rica (petróleo, diamantes…). Sin embargo, los europeos y americanos siempre han explotado estos recursos para su propio beneficio, es decir, obtenían grandes cantidades de recursos que vendían consiguiendo así mucho dinero, y sin embargo, utilizaban mano de obra africana, a los cuales se les exigían largas horas de trabajo, a cambio de salarios penosos.
Hasta aquí quería llegar, pues, actualmente, hay muchos niños africanos que deben trabajar durante todo el día, yendo a por agua, que no siempre es adecuada para el consumo humano, a pozos muy lejanos, y deben cargar con ella a mano. Esto, todos los días. Comparemos la rutina de un niño español con un niño de un país africano pobre: el español se levanta, y va a clase, recibiendo una educación adecuada. Después, regresa a casa, donde puede jugar, además de poder hacer actividades extraescolares por la tarde. Además, el niño español no tiene que preocuparse prácticamente de nada, y puede dedicarse a hacer cosas que le gustan. Sin embargo, el niño africano pobre debe trabajar para su familia, sin poder asistir a la escuela (que en muchas ocasiones ni la hay, o está lejos de muchas familias) por lo que no reciben una educación, pues desde los 4 años ya están trabajando para ayudar a sus familias. Podemos ver aquí una violación de un derecho fundamental: la educación.
Es necesario que los países desarrollados ayuden a estos niños a poder asistir a clase, gastando el dinero en construir más escuelas, para que los niños puedan ir más fácilmente, en vez de gastarse el dinero en otras cosas innecesarias y caprichos de los gobernantes.
Además de la violación de este derecho básico, encontramos otro derecho de los niños fundamental que no se respeta, el derecho a una infancia digna, y como todo niño, a jugar. Los niños africanos no dejan de ser eso, niños, y todos tenemos que aportar nuestro granito de arena para poder cambiar las cosas, que la riqueza se reparta de una forma más equitativa en el mundo, para que todos los niños puedan vivir su infancia de un forma digna, y que tengan gusto por vivir.
Por último, los gobiernos de los países más ricos deberían promover la creación de hospitales y la donación de medicamentos al pueblo africano, pues hay un gran número de enfermedades que podrían evitarse con una simple vacuna, y evitarían mucho sufrimiento y muerte, no sólo a los niños, que son los más afectados, haciendo que la mortalidad infantil en este continente sea elevadísima, sino también al resto de personas.
Hay que concienciarse, y cambiar las cosas.
Mario Calvo Álvarez. 4ºA I.E.S. “Francisco Giner de los Ríos”