El 51,3 por ciento de las empresas de Castilla y León entiende que la formación de sus trabajadores posee bastante importancia, mientras que un 30,5 por ciento, afirma que tiene mucha. Del lado contrario, un 16,5 por ciento otorga poca importancia a la formación dentro de la empresa, y un 1,7 por ciento, ninguna. Así se recoge en una encuesta para determinar las necesidades formativas de las actividades de la región, donde se destaca que a pesar de que para el 81,8 por ciento de las empresas encuestadas la formación posee bastante o mucha importancia, tan sólo el 48,6 por ciento reconoce haber llevado a cabo algún curso de formación en los últimos 12 meses.

El estudio, cuyo trabajo de campo se cerró a mediados de julio de 2009, sobre 1.144 actividades con asalariados de la región que representan a 566.000 trabajadores, constata que la materia impartida por excelencia en el seno de las empresas fue la prevención de riesgos laborales, ya que las encuestadas que formaron a sus empleados, realizaron cursos sobre esta temática en el último año, en el 35,1 por ciento de los casos. Asimismo, temáticas muy relacionadas con ésta también registraron porcentajes significativos, como la seguridad y la higiene en el trabajo, con un 1,5 por ciento, en ambos casos.

Tras estas materias, aunque a gran distancia, destacó la manipulación de alimentos, con un 6,4 por ciento de empresas que llevaron a cabo este tipo de formación, y la contabilidad, materia impartida en el 5,1 por ciento del tejido empresarial. Las otras materias, a pesar de alcanzar un elevado porcentaje (26,4 por ciento), incluyeron más de doscientos cursos distintos, que no superaron individualmente el 0,1 por ciento del total de acciones formativas impartidas.

 

Necesidades formativas

El análisis repasa minuciosamente las necesidades formativas expresadas por las empresas y también las destacadas por una serie de expertos de la Comunidad en la materia, y cruza los datos. Al respecto, el documento desglosa los puntos de encuentro entre empresas y expertos y sitúa las principales necesidades formativas en la toma de decisiones y solución de problemas, prevención de riesgos laborales, gestión de costes, técnicas de venta, conocimiento del mercado y de los clientes, estrategias comerciales, técnicas de negociación, específicas de la producción, programas de gestión administrativa, comercio electrónico, Internet y redes e inglés.

 

Satisfechos

Por norma general, la gran mayoría de las empresas encuestadas se sintió satisfecha con la formación recibida, un 75,9 por ciento afirmó estar satisfecho y un 17,5 por ciento, dijo estar muy satisfecho. El análisis también refleja que los dos principales motivos que condujeron a las empresas de Castilla y León a realizar formación fueron la obligatoriedad de la ley (60,2 por ciento); y la necesidad de reciclar profesionalmente al personal (53,5 por ciento).

A cierta distancia, se situaron otras motivaciones, como la mejora de la rentabilidad de la empresa (31,3 por ciento); y otros motivos (9,8 por ciento), que incluyen principalmente que la formación contribuye a la seguridad en el trabajo, la necesidad de ampliar conocimientos, la necesidad de estar bien formados.

Las empresas que no desarrollaron cursos de formación expresaron como principales razones que no es necesaria (41,1 por ciento), que los trabajadores estaban perfectamente cualificados (34 por ciento), y la incompatibilidad de horarios (33 por ciento). Cabe destacar también el porcentaje que sumó la respuesta otros motivos (13 por ciento), como la falta de interés del personal, que ya había realizado formación anteriormente, o que la daba la propia empresa.

 

Recomendaciones estratégicas

En este contexto, el documento incluye una lista con 16 recomendaciones estratégicas de actuación en materia de formación en Castilla y León, entre las que destaca el establecer mecanismos de apoyo financiero, sobre todo para las empresas de menor tamaño, para “poder superar algunos de los obstáculos o frenos que impiden el desarrollo de acciones formativas, tales como la incompatibilidad de horarios o la financiación”.

En este sentido, el texto destaca que la inversión directa que las empresas hacen en formación es “muy reducida”, ya que “la cantidad invertida es de por sí baja y además está compensada por las subvenciones que se reciben”. Así, en el último año, la cantidad media asumida de gasto en formación fue de 2.500 euros por empresas y el 28 por ciento de las actividades que acometieron formación no tuvo que hacer frente a ningún gasto. “Es imprescindible que las empresas realicen un mayor esfuerzo en la mejora de las habilidades y competencias de sus empleados, entendiendo que esto es una inversión más que un gasto y que es rentable para la empresa en el corto plazo”, sentencian.

El documento también apuesta por un sistema de incentivos para fomentar la participación activa de la empresa en la planificación y desarrollo formativo de sus trabajadores. Además, apuesta por diseñar programas específicos para la cualificación profesional de los sectores emergentes, y por adaptar los planes a las tendencias actuales de formación, especialización y práctica. Asimismo, pide una apuesta decidida por los programas formativos en materias como la innovación y la tecnología.

Junto a esto, aboga por el acceso a la formación de los colectivos de especial interés para el empleo, con especial atención para los mayores de 45 años y los inmigrantes; y reclama que se definan estadios regionales en la planificación y desarrollo formativo en Castilla y León. El texto incide en que se deben adaptar los programas a la situación generada por la dispersión geográfica y el escaso volumen de actividad productiva de muchas partes del territorio regional. Además, pide que se amplíen los planes existentes, y que se adapte la duración de los módulos incluidos en las cualificaciones profesionales a la realidad de las empresas.

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