El Consejo de Gobierno de Castilla y León ha aprobado una subvención para la Asociación para la Protección del Menor (APROME) de 1.097.600 euros para los gastos de funcionamiento de 16 Puntos de Encuentro Familiar.

La Junta, a través de la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades, contribuye a mantener una Red de Puntos de Encuentro Familiar en los municipios capitales de provincia de más de 20.000 habitantes.

Esta Red cuenta en la actualidad con 16 Puntos situados en distintos puntos de la Comunidad, como Ávila, Burgos, Aranda de Duero, Miranda de Ebro, León, Ponferrada, San Andrés de Rabanedo, Palencia, Salamanca, Segovia, Soria, dos en Valladolid, Laguna de Duero, Medina del Campo y Zamora.

Estos Puntos de Encuentro Familiar están gestionados por la Asociación para la Protección del Menor -APROME-y atienden a las familias que son derivadas por los Juzgados de 1ª Instancia, Familia y Violencia sobre la Mujer. Durante el pasado año atendieron a 1.763 familias y 2.476 menores, realizando más de 114.000 intervenciones.

Los Puntos de Encuentro Familiar son servicios especializados para facilitar que los menores puedan mantener relaciones con sus familiares durante los procesos y situaciones de separación, divorcio u otros supuestos de interrupción de la convivencia familiar hasta que desaparezcan las circunstancias que motivaron la necesidad de este recurso. Estos centros, y quienes acuden a ellos, son atendidos por profesionales debidamente formados y permiten también mantener el anonimato del domicilio de las madres residentes en casas de acogida.

APROME es una entidad sin ánimo de lucro que desarrolla desde 1994 el proyecto “Puntos de Encuentro” como medida pacificadora que favorece el derecho fundamental de los hijos a mantener las relaciones con sus familiares. Entre las actividades que se llevan a cabo en estos puntos están facilitar el encuentro del menor con sus progenitores velando por sus intereses en situaciones de conflicto; garantizar que el cumplimiento del régimen de visitas no suponga amenaza para la seguridad del menor; preparar a los progenitores y familias biológicas para conseguir autonomía y mantener las reuniones con los menores sin depender de este servicio; establecer en las familias rotas los vínculos necesarios para que no perjudiquen el desarrollo del menor; permitir a los menores expresar sus sentimientos sin ningún temor; y facilitar la orientación profesional para mejorar las relaciones paterno-filiales.

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