«No podemos estar más emocionados. Es un reconocimiento para el teatro de títeres no solo en España, sino dado el carácter internacional de Titirimundi, más allá de nuestras fronteras. Es un premio para toda la profesión», destacaba hoy la directora del festival Marián Palma tras conocer la unanimidad en la concesión del Premio Nacional de las Artes Escénicas para la Infancia y Juventud 2021 a Titirimundi. Un premio otorgado por el Ministerio de Cultura y Deporte a través del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), cuya noticia llegaba gracias a la llamada telefónica del ministro de Cultura, Miquel Iceta.

«El ímprobo y constante trabajo de Julio Michel para impulsar el arte del teatro de títeres, para mostrarlo como es y para cultivar la mirada desde una ciudad que sabe mirar a los títeres es reconocido hoy con el mérito que le corresponde». Así expresaba Marián Palma la labor de Michel y que el pequeño (en número) equipo del Festival pero grande en profesionalidad ha continuado desde la estela que él dejó y desde todo lo que aprendió. Un legado que el jurado del Premio ha subrayado en la «apuesta constante de Titirimundi por la calidad, la creación artística y por su capacidad de renovación generacional». El inesperado galardón a Titirimundi significa toda una labor a lo largo de 35 ediciones de existencia ininterrumpida para «convertir al Festival, al teatro de títeres y a Segovia en referentes indiscutibles del mundo del títere y del teatro para la infancia y la juventud».

«Este premio llega en un momento propicio y curiosamente asombroso después de estas dos últimas ediciones, difíciles por mantenernos en una pandemia que ha castigado duramente al sector y con todos los esfuerzos que hemos hecho para ofrecer la experiencia de vivir las artes escénicas presencialmente, como hecho intrínseco al teatro», cuenta Palma. Una dificultad a la que este año se ha añadido la sorpresa presupuestaria y la falta de apoyo institucional en un festival cuya repercusión mediática, económica, cultural y vital ha prestigiado a toda la comunidad castellano-leonesa. «Este premio nos parece un reflejo de que esa repercusión está también reconocida a nivel estatal», afirma.

Con una dotación económica de 30.000€, es una de las pocas veces que se ha concedo a un festival. «Desde esta perspectiva, nos sentimos honrados de que la labor propiciada por Julio en el impulso del teatro de títeres se haya materializado también en forma de un premio institucional de este prestigio», dice Palma.

«Referente indiscutible del mundo del títere y del teatro para la infancia y la juventud», como ha subrayado el jurado del Premio Nacional, Titirimundi es también sello distintivo del teatro de títeres para adultos y por llevar en las venas la celebración de la Vida y «la irrupción de lo maravilloso en la cotidianidad», como le gustaba insistir a Michel hasta su fallecimiento en 2017.

Un festival que siempre ha pretendido sembrar, difundir y prestigiar el arte del teatro de títeres bajo la premisa de que «el teatro debe ser templo de la libertad», apostando por la calidad y creando un espacio donde se pudiera entrar en el mundo de la utopía. Desde su nacimiento en 1985, Titirimundi ha sido un proyecto avalado por el Ayuntamiento de Segovia y la Junta de Castilla y León para impulsar el teatro de títeres en España desde la idea de su creador, Julio Michel, que como un visionario de un arte que amaba sobre todas las cosas, y en el empeño de dignificar una profesión casi inexistente en España en aquel momento, vio que era el territorio adecuado para crear un festival único en el mundo, como así ha sido.

Gracias a su característica línea de calidad y un espíritu único valorado por los espectadores y compañías, Titirimundi es uno de los festivales con mayor éxito a todos los niveles que ha convertido a Segovia en la meca del arte del teatro de títeres y ha potenciado el mundo de la marioneta en la comunidad de Castilla y León a través de sus redes y puntos de unión. Titirimundi, escuela itinerante de títeres por la que han pasado 979 compañías de todo el mundo, es un festival que se celebra como se celebra la Vida, volviendo a su esencia, una fiesta de los sentidos que ofrece experiencias artísticas donde uno se encuentra consigo mismo y con aquello que le trasciende, privilegiando la mirada distinta y compartida desde la tradición y la vanguardia y abriendo una ventana a la riqueza de la ilusión que propicia el acto creativo. «Más que nunca necesitamos de la cultura como instrumento para llegar a nosotros mismos, como observatorio de lo inalcanzable, y el teatro de títeres es una puerta hacia ello. Este premio es el reconocimiento a todo este trabajo», apunta Marián Palma.