El argentino Juan Carlos Gargiulo firma la exposición organizada por la Junta de Castilla y León en el palacio de Quintanar de Segovia, ‘Luzdelagua’, que permanecerá abierta al público desde el próximo viernes hasta el 30 de mayo. La muestra está compuesta por 31 fotografías, 30 en color montadas en madera y cristal de 35×50 centímetros y una en ‘foam’ (cartón pluma) de 70×50; y se enmarca dentro de la propuesta multidisciplinar de este artista titulada ‘Sobre los límites de lo fotográfico’.

«No es un registro fotográfico, no tiene tiempo ni lugar, eso no es lo importante. Desde hace un tiempo digo que son más importantes las fotografías que no hice que las que sí hice, porque las no hechas afinan el espíritu, afinan la observación y modelan la sensibilidad», explica Gargiulo. «Y permiten brindar algo que tiene que ver con sentimientos profundos, acerca de la vida, de la luz, la materia y el espíritu humanos». En esta línea, define ‘Luzdelagua’ como «vida, color, luz y sombra, vivacidad, tristeza, vértigo y serenidad. Es como el río, como los ríos donde están hechas las fotografías».

Tal y como resume la Junta, «la muestra refleja lo que la luz escribe en el agua, refleja el mundo al que sirve y modela, en su continuo movimiento, en sus remansos y momentos de paz, y dentro de este juego de espejos, la fotografía se presenta en esta muestra como el espejo interior del alma humana en la naturaleza, un intento de representación visual”. “En estos momentos de un mundo en disolución y en trance de transformaciones, ‘Luzdelagua’ podría ser una de sus metáforas”, prosigue.

La exposición juega de este modo con los límites de lo fotográfico, explora campos de otros oficios artísticos. Parte del lenguaje fotográfico y deja paso solo a la imagen, despojada de su técnica, imagen que roza la abstracción y permite múltiples lecturas para que cada espectador descubra lo que ve.

 

Una propuesta multidisciplinar

‘Luzdelagua’ está enmarcada dentro de la propuesta diseñada por Gargiulo para el palacio de Quintanar ‘Sobre los límites de lo fotográfico’, compuesta por varias actividades que complementan a la muestra. Se basa en la situación actual del mundo, “en disolución y en trance de transformaciones”, tal y como afirma el fotógrafo, donde “la fotografía encuentra sus límites, se expande y contamina como nunca”; unas actividades que “pretenden contribuir a esa transformación, a esa disolución, con sus múltiples lenguajes, con sus soportes y técnicas, incluso más allá de ellas”, continúa.

El viernes 16 de mayo, de 18.00 a 20.00 horas, y el sábado 17, de 11.00 a 13.00, se celebrará un taller gratuito dirigido a todos los aficionados e interesados en la temática de la exposición. Tratará sobre lo efímero de las imágenes y, en el plano práctico, abordará la ficción y la realidad como categorías relativas. Para más información sobre esta actividad, pueden realizarse consultas a través de la dirección de correo electrónico ‘info@palacioquintanar.com’ y el teléfono 921 466 385.

Además, el viernes 23 de mayo, a partir de las 19 horas, se celebrará un encuentro para mostrar los resultados del taller, al que seguirá la proyección de la película ‘Blow Up’, del italiano Michelangelo Antonioni. El largometraje está basado en el relato de Julio Cortázar ‘Las babas del diablo’, incluido en el libro ‘Las armas secretas’ (1959), cuento en el que el escritor plasma sus ideas acerca de la imagen visual, específicamente la fotográfica. Para ello, superpone planos y realidades y utiliza lo surreal para sustentar la realidad.

A continuación, y para finalizar las actividades de la propuesta multidisciplinar de Gargiulo, tendrá lugar una mesa redonda en la que se debatirán los aspectos tratados en la película. En concreto, cómo un hecho casual, una fotografía del chileno Sergio Larraín, dio lugar al relato de Cortázar y este relato llegó a inspirar la propia película; es decir, la relación que se establece entre fotografía, literatura y cine.

Juan Carlos Gargiulo nació en Buenos Aires en 1956. Es arquitecto diplomado en la Universidad de Buenos Aires en 1981 y fotógrafo autodidacta. En distintas épocas ha influido en su trabajo el aprendizaje de maestros como Anatole Saderman, Grete Stern, Horacio Cóppola, Alicia Segal y Raúl Rodríguez. Ha ejercido la docencia universitaria entre 1982 y 1990, año en el que se establece en España, donde ejerce sus dos profesiones, que combina con la docencia. En la actualidad colabora en el equipo de la productora Lluviacaballo, y sigue ejerciendo como arquitecto.

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