Vidrieras de la Catedral de Segovia/ Imagen: Diego de Miguel-ICAL

La mitad de las 120 vidrieras de la catedral de Segovia ya han recuperado su esplendor después de los trabajos de restauración del equipo liderado por el especialista segoviano Carlos Muñoz de Pablos. Un proyecto que se inició en el año 2009 impulsado y financiado por el Cabildo catedralicio a través de un plan director para recuperar a lo largo de ocho fases los ventanales de la seo y que estaba previsto terminar en 2016. Sin embargo, las dificultades para encontrar varios de los materiales necesarios y el mal estado de algunas de las piezas han provocado un retraso en las labores, que se alargarán hasta 2017.

Este plan, como explicó a Ical el deán de la catedral y presidente del Cabildo, Ángel García Rivilla, surgió con el objetivo de “conservar un tesoro maravilloso que nace para evangelizar”, ya que se trata del “mejor legado que se puede dejar a nuestro futuro”. En concreto, las vidrieras datan de distintos momentos históricos, que van desde el siglo XVI al XX, y pertenecen a varios autores y estilos.

Rivilla reconoció que “las obras van despacio”, pero mostró su satisfacción por los resultados de las restauraciones ya ejecutadas y que permitirán al Cabildo conseguir uno de los objetivos que se marcó hace seis años. Además, recalcó que el proyecto se ha ampliado con la incorporación de tres ventanales de nueva creación: dos que se quitaron en la Capilla Mayor para dar más claridad a la catedral y otra en la nave central que mira al oeste, que desapareció durante el terremoto de Lisboa. Tres diseños nuevos que cuentan con el beneplácito del Cabildo tras la presentación de los temas por el taller de Carlos Muñoz de Pablos.

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Para el vitralista, Premio Castilla y León de Conservación del Patrimonio en el año 2005, este retraso es “normal” en trabajos de restauración como el que están realizando en el templo segoviano, ya que dependen de lo que encuentran cuando se empieza a averiguar el contenido, “que puede ser lo que se preveía o no”. En este caso, el experto subrayó que se enfrentan a “muchos inconvenientes de materiales”. “Nosotros dependemos de una serie de elementos como son los pigmentos vitrificables, que en la mayoría de los casos ahora no se fabrican como necesitamos y por lo tanto tenemos que ir haciéndolos, por lo que esa investigación y esa labor con la que no se contaba también nos ha retrasado”, señaló.

Estos materiales, como continuó Muñoz de Pablos, “tienen que tener un comportamiento, unas transparencias, unas texturas y unos colores muy especiales y casi parecidos a los que tiene la obra original”. “Como eso no están en el mercado, los tenemos que ir haciendo y es un trabajo muy riguroso”, destacó.

Proceso de restauración

Tanto Carlos Muñoz de Pablos como sus dos hijos están “volcados” en este encargo que implica un laborioso trabajo para recuperar cada uno de los ventanales. El proceso comienza antes de desmontarlo, realizando fotografías y documentando su estado actual para conocer el punto de partida, ya que se pueden llevar a cabo tres tipos de intervenciones: reemplomado, sustitución de cristales o limpieza. Después se desmonta y se inician las labores de limpieza que son “complejas”, porque “están llenos de depósitos y corrosiones”. “Hay que lavar la vidriera, limpiarla y, sobre todo, estabilizar los daños y recuperar las partes originales”, matizó. Unas actuaciones para las que utilizan agua sin componentes químicos.

Posteriormente, y una vez que han ordenado todas las piezas, se inicia la cura de los daños y la pintura de las zonas desaparecidas, así como la recuperación de las partes rotas hasta que se monta de nuevo, con su correspondiente memoria y la protección exterior de la vidriera. “Hasta ahora han estado funcionando como cerramiento de la arquitectura y ahora estamos, no liberándolas porque están funcionando también como cerramiento, pero cuentan con una protección exterior isotérmica que las protege de los choques y la contaminación”, detalló.

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Las labores son diferentes en el caso de las tres nuevas vidrieras que se van a crear para la seo. “Hay entramos en otro problema distinto de trabajo, de integración y de creación, ya que tienen que tener armonía con lo que existe, pero al mismo tiempo debe quedar claro que son actuales”, concretó el vitralista segoviano.

Nueva exposición en septiembre

Además de la recuperación, el taller que dirige Carlos Muñoz de Pablos quiere divulgar su labor para acercar al público los resultados. Desde el inicio del plan director se han celebrado tres exposiciones donde se han mostrado tres conjuntos con nueve ventanales y a finales del mes de septiembre se colocará una de las de nueva creación que irá acompañada de los dibujos, los cartones y la documentación necesaria para su consecución. “Lo que se intenta es poner en valor este trabajo, porque cuando ya se ponen en su sitio, la distancia siempre es mucha y la vidriera no se ve cómo se expone ahora, no se puede tocar. Ese reconocimiento de la distancia corta es muy valioso”, comentó.

Aunque reconoció que este encargo está siendo “muy largo y complicado”, consideró que es “un privilegio” poder contar con unas piezas “de esta categoría y de una factura fantástica”. Durante la presentación del plan director en 2009 calificó al conjunto de vidrieras de la catedral como “las más importantes de Europa, puesto que conservan en su integridad la colección de vidriera flamenca del siglo XVI más singular, con piezas realizadas entre 1539 y 1544 en las que intervinieron Pierre de Holanda, Pierre de Chiberry, Walter de Roch, Nicolás de Holanda y Nicolás de Vergara».

El vitralista, además, valoró la experiencia que este proyecto puede suponer para sus hijos: “Ellos son jóvenes y eso tiene una repercusión, es una herencia y una trasmisión de conocimientos que ellos pueden después trasmitir a otra gente. Es decir, el planteamiento del magisterio de los conocimientos acumulados, porque las vidrieras aparte de restaurarlas, hay que conservarlas, y esa conservación también necesita de la atención, el rigor y el conocimiento que se tiene también en la restauración”.