Img/Juan Lacruz-Wikipedia

Las dos provincias de Castilla y León con más águilas imperiales ibéricas suman el 66% del territorio de la Comunidad con esta especie.

Así, tanto Ávila como Segovia tienen 43 territorios cada una, de los 130 contabilizados en Castilla y León.

Como indican los resultados del Plan de Monitorización del Estado de Conservación de la Biodiversidad en Castilla y León obtenidos para la especie, en el año 2022 se contabilizaron un total de 130 territorios en Castilla y León.

Águila imperial ibérica en las provincias de Castilla y León

En la provincias de Segovia (43 territorios), Ávila (43 territorios), Valladolid (23 territorios), Burgos (nueve territorios), cinco en Salamanca, cuatro en Zamora y tres territorios en la provincia de Palencia.

El máximo poblacional histórico se registró en 2021, con un total de 131 territorios.

Estos resultados concuerdan con los publicados por el Grupo de trabajo de la especie en España y Portugal, donde se censaron un mínimo de 841 parejas de águila imperial ibérica entre los años 2021 y 2022 (821 en España y 20 estimadas en Portugal). Estos datos suponen un incremento del 53 % respecto al censo coordinado previo, elaborado en el año 2017, cuando se detectaron 536 parejas y confirman la evolución positiva desde los apenas 39 territorios contabilizados en los años 70 del siglo pasado.

Riesgos

En la actualidad, las presiones más importantes para la especie en Castilla y León están relacionadas con la muerte de ejemplares por colisión y electrocución en tendidos eléctricos, y por otras causas relacionas con actividades humanas, como el uso de venenos para control ilegal de depredadores y especies oportunistas, molestias en época de cría por trabajos de diversa índole, y por presencia humana en áreas aledañas a los nidos.

En concreto, entre los años 2000 y 2022 se registraron 197 siniestros de águila imperial (de los cuales 177 tienen identificado el motivo de ingreso) en los Centros de Recuperación de Animales Silvestres de la comunidad. Del total de siniestros conocidos, 16 corresponden con problemas naturales (caída del pollo del nido, debilidad provocada por enfermedad o desnutrición, abandono parental, etc.), mientras que 161 corresponden con causas no naturales (colisión y/o electrocución en tendidos eléctricos, intoxicación por ingestión de venenos, disparos, colisión con aerogeneradores, etc.). Con un 55,4 % de los siniestros conocidos, la electrocución en tendidos eléctricos es la principal causa de mortalidad identificada en la red de centros de recuperación, con un total de 98 casos, seguido por la intoxicación con 38 siniestros.

La tendencia positiva en la población pone de manifiesto la efectividad de las diferentes medidas de gestión y conservación adoptadas y, debido a la permanencia y constante desarrollo de estas presiones, resulta vital mantener los esfuerzos realizados: trabajos de seguimiento e investigación, corrección de tendidos eléctricos peligrosos, continuar con una gestión forestal sostenible, y proteger el hábitat de las zonas de mayor sensibilidad para la especie. Por otra parte, en las últimas décadas, han aparecido nuevos factores de amenaza, como la implantación de proyectos energéticos en los entornos rurales de Castilla y León, por lo que cobra especial importancia la protección del hábitat óptimo para la especie frente a estas transformaciones.

Fotografía de Juan lacruz – Treball propi, CC BY-SA 4.0, Wikipedia 

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