Hay quienes nacen con un pan debajo del brazo, en el caso de Ara Malikian fue el violín. El músico dio su primer concierto a la temprana edad de 12 años, y a los 15 consiguió una beca del Gobierno Alemán. Ha estudiado con los mejores profesores del mundo y ganado numerosos premios. Una inagotable inquietud musical y humana han llevado a Ara Malikian a profundizar y asimilar la música de otras culturas. El próximo viernes, 1 de julio a las 22:30 horas , abre el festival ‘Las Noches Mágicas de la Granja’, con un concierto en el Patio Central de la Real Fábrica de Cristales del Real Sitio de San Ildefonso, en el que presentará su espectáculo ‘Con los ojos cerrados’, junto a Fernando Egozcue.

¿Ha actuado más veces en La Granja?

Sí, dos o tres veces más. He llegado, incluso, a dar un concierto en Navidad.

 

¿Qué opina del público de La Granja?

Creo que La Granja tiene una gente maravillosa, es un público maravillo, al igual que la localidad. Me encanta actuar allí.

 

La gente, cuando escucha hablar de música clásica, siente cierto reparo hacia ella. ¿A qué cree que se debe este comportamiento?

La gente tiene miedo a escuchar música clásica, porque se le ha metido en la cabeza que para escucharla hay que saber entenderla y no es así. La música clásica está hecha para todo tipo de público, puede llegar a todos, simplemente hay que dejarse llevar.

 

Entonces… aconseja que nadie tenga miedo a escuchar música clásica…

Absolutamente. En los conciertos en los que se toca música clásica la gente que se anima a venir la entiende perfectamente.

 

¿Cómo es la vida de un violinista?

Es igual que la de cualquier otra persona, hay que practicar todos los días para mantener la técnica. Lo que más me gusta es viajar por todo el mundo haciendo lo que más me gusta, que es tocar el violín. Es un lujo poder viajar por trabajo y, en ese sentido, me considero muy afortunado.

 

¿Cuántas horas diarias ensaya?

Antes, cuando era más joven, podía llegar a ensayar de ocho a diez horas, ultimamente intento compaginar mis ensayos con las giras, por lo que suelo practicar durante tres o cuatro horas aproximadamente.

 

Actúa en solitario, y, recientemente, ha iniciado un proyecto junto a la Orquesta de Castilla y León. ¿Con cuál se queda?

Creo que uno complementa al otro. Me gusta tocar en la Orquesta de Castilla y León, porque al estar compuesta de tantos músicos, la energía que se desprende es mucho más fuerte. Por otra parte, tocar solo, o en grupos pequeños tiene la característica especial de que el trabajo que realizas es más personal, interpretas de una forma más personal que si lo haces con grupos grandes. Ambas facetas tienen mucho encanto.


Ha ganado muchos premios como violinista, pero… ¿Hay alguno al que le tenga especial cariño?

Los premios pertenecen, sobre todo, a mi época de formación. Los premios no es algo que me importe mucho, prefiero, simplemente, dedicarme a tocar el violín, pero por mencionar alguno, destacaría el Premio Pablo Sarazate, que gané en 1995 en Pamplona. Gracias a este galardón conocí España, un país que me fascinó, y en el que me quedé a vivir.

 

¿Y cuál le gustaría conseguir?

El mayor premio para mi es poder hacer giras y viajar por todo haciendo lo que más me gusta que es tocar el violín, y preparar mis espectáculos. Creo que el mayor premio que puede tener un músico es el contacto con el público cuando estás sobre un escenario. Ese es el mejor premio que uno puede recibir. 

 

¿Cuáles son sus próximos proyectos?

Seguir tocando, seguir haciendo giras por todo el mundo, montar mis propios espectáculos… De momento, tengo previsto estrenar dos nuevos espectáculos, sacar tres discos al mercado, y seguir con mi gira que me va a llevar por muchos países del mundo.

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