Milagros Lago Rodríguez es la dueña de la Administración número 1 de Segovia, la más antigua de Castilla y León y una de las más antiguas de España. En un pequeño despacho que respira Historia nos recibe amable, para sumergirnos en el relato de la creación de esta administración por el que han pasado personas muy conocidas. Ubicada en la concurrida calle Real de Segovia, frente a la Casa de los Picos, su despacho del que ya existen documentos en 1773, pudo presumir de haber dado al mismísimo Antonio Machado un premio gordo de la Lotería Nacional con el número 15085.

Aunque el célebre y despistado poeta nunca lo llegó a cobrar debido a que perdió el boleto en un baño de las inmediaciones, Milagros confiesa que es una de las historias que siempre ha contado su bisabuela Clementina Lanchares López, que tras tres generaciones de hombres, inició una nueva etapa de mujeres al frente de la Administración. La última, la de Milagros Lago, que lleva 26 años al frente de la misma cuando, con 100 años, su abuela tuvo que nombrarla hija adoptiva para heredar la administración. “Mi padre había muerto, y antes esto se heredaba exclusivamente de padres a hijos”, explica la lotera.

La ‘Gallega’ como se conocía al despacho cuando lo adquirió en 1773 Pedro Felipe Gómez, ha pasado a llamarse ‘Los Picos de la Suerte’, y en su trayectoria ha dado dos segundos premios de la Lotería de Navidad en 1894 con el número 53.008 y en 2001 con el 6.536, y más de mil millones de las antiguas pesetas en Primitivas. “Aunque el sueño es poder dar un primer premio siempre”, Milagros Lago asegura que la ilusión de todos y cada uno de los sorteos, hace posible que el negocio continúe adelante día tras día, más aún con una crisis que hace mella en la compra de estos boletos de la suerte.

Con carteles en cinco idiomas, chino, japonés, inglés, francés y alemán, asegura que las ventas de turistas en la capital segoviana son bastante altas, pero admite que “vivo del segoviano”. La crisis aleja a la Administración 1 de Segovia de su época dorada entre el año 2001 y el 2006, pero Lago no pierde la esperanza de que la situación mejore. “Todo lo que sube tiene que bajar, pero también lo que baja tiene que subir”, asevera.

Con especial predilección con los números bajos, unidades y decenas que tiene en su Administración, Milagros señala que “no existen número feos ni bonitos, lo mejor es la esperanza”. Es esta “pasión” que asegura profesar por su trabajo lo que le une a los seis trabajadores que tiene en plantilla y que, según insiste, es lo que el cliente puede comprobar. Madre de cuatro hijos, Lago confiesa que le gustaría que sus hijos continuaran con el negocio porque “lo más bonito es poder seguir con la tradición familiar de tantas décadas”.

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