Un número apreciable de las consultas que recibo tienen que ver con emprendedores. Aunque las razones que les mueven son variadas, desde la realización de un periplo por todos los puntos de información disponibles, hasta la búsqueda de ayudas, pasando por la recomendación de amigos y conocidos, lo cierto es que por mi mesa pasan bastantes de quienes en Segovia tienen intención de iniciar un negocio y eso me ha llevado a ser un observador interesado en la personalidad y actitud de los emprendedores. Curiosamente, la gran mayoría se pueden encuadrar en tres grandes grupos.
Los primeros suelen explicarme en qué consiste su idea, los pasos que han dado, por qué se han decidido a dar el salto, los recursos con los que cuentan y, por lo general, tienen una idea bastante clara de lo que quieren conseguir, aunque las expectativas no lo estén tanto. Normalmente buscan corroborar que su análisis es correcto, sus decisiones están fundamentadas y agradecen que les manifieste mi opinión al respecto, se muestran muy proclives en repasar su análisis y ver qué otros puntos de vista o aspectos pueden no haber tenido en cuenta o proporcionarles oportunidades de negocio o crecimiento que no habían valorado lo suficiente o considerado siquiera. Buscan ayudas, subvenciones, posibilidades de financiación o impulso a su proyecto y no suelen desanimarse si no las hay, algo que es habitual; de hecho ya lo sabían, pero intentan agotar todas las opciones posibles. Algunos son personas muy preparadas, con ideas muy claras, y otros con menor preparación o nivel de elaboración de su negocio, pero todos tienen clara la «visión» de su negocio y mi intervención se centra en ayudarles en lo posible a definir la «misión», y sugerirles alternativas que pueden enriquecerla e impulsarla de alguna manera o a comenzar con poca tesorería..
El segundo grupo peregrina por los mismos lugares, solicitando información de las ayudas, las opciones de financiación y las posibilidades de ayudas al emprendedor que existen. Explican que tienen intención de iniciar un negocio y, aunque tengan ya una cierta visión, fundamentalmente vienen en búsqueda de un empuje para emprender. Independientemente de las circunstancias individuales de cada cual, y contrariamente al grupo anterior, un punto de desánimo suele aparecer en sus caras cuando no hay posibilidades de ayuda o de una financiación asequible. No tienen definida una idea de negocio, así que dificilmente tienen una «visión» desde la que partir, ni «misión» sobre la que podamos trabajar. Incluso aquellos que están en una buena posición personal y económica como para emprender, traen la carpeta llena de dudas y siempre preguntan: «¿Tienes alguna idea para poner un negocio?».
El tercer grupo muestra una curiosa mezcla. Como los anteriores, no tienen una idea definida pero, como los primeros, tienen muy claro que son emprendedores, lo que ocurre es que no han descubierto todavía la «visión» que les ilumine el camino. Estos también preguntan, pero no piden tanto ideas, como informarse de todas las opciones para poder estar preparados si surge la luz. Y cuando lo hace, es frecuente que vuelvan, reconvertidos, por lo general, al primer grupo.
¿Cómo ayudar a estas personas, faltas de ideas, pero con ganas de emprender?. Lamentablemente, y lo siento por quienes me consultan, no tengo ideas de negocio para repartir (y, además, serían ideas de «otro» y no «propias», lo cual creo que supone una gran diferencia).
Como he mencionado en otras entradas, suelo decirles que no hay recetas infalibles, pero sí pautas eficaces que pueden ayudar a suplir la falta de ideas de negocio, algo perfectamente comprensible por otra parte dado que ahora mismo parece no haber nicho casi para nada, a poco que seamos realistas en nuestro análisis de la situación. Por supuesto que hay una serie de pasos ineludibles: recopilar toda la información posible; enterarse de los programas de ayuda; acudir a todos los organismos y personas disponibles e ir recogiendo poco a poco todos los datos posibles y especialmente los más relevantes sobre la actividad económica general y sectorial, tanto si tenemos ya un idea de negocio, como si no. Esto no nos proporcionará ideas, pero sí que nos dirá cuáles probablemente no funcionen o no podamos abordar, y por qué; eso nos irá facilitando acotar las opciones hasta un número que nos haga posible una elección.
O quizá la cuestión resida en que no vemos ideas factibles simplemente porque estamos utilizando un punto de vista erróneo. Nos centramos en pensar si en este barrio funcionará tal comercio que sí lo hace en el de al lado o si hay hueco para otro de tal gama. Partimos de sí existe o no saturación de mercado y posiblemente no veamos carencias o necesidades que no están cubiertas. Y del mismo modo, nos cuesta mucho trabajo mirar un poco más allá y extrapolar ideas que podrían funcionar porque son totalmente nuevas, al menos en el ámbito dónde estemos mirando.
¿Ideas para emprender?. Olvídate de todas las que tienes anotadas y empieza a especular. Mira a tu alrededor, averigua cuáles han funcionado en los últimos tiempos y pregúntate por qué lo han hecho. Deja a un lado las razones obvias que seguramente proporcionarán tan sólo ventajas temporales (no había una panadería en mi barrio; ahora hay tres) y fantasea con otras menos evidentes, pero que sí puedan suponer ventajas o valores añadidos. No se trata de lanzarse a la aventura sin red de seguridad, sino todo lo contrario, de averiguar dónde puede estar esa «red» que nos permita empezar sólidamente, detectándola con espíritu innovador. Un ejemplo, una clínica de rehabilitación de mi barrio tiene éxito, en parte porque está a escasos diez metros de una parada de autobús que enlaza con dos líneas, de manera que aunque está lejos del centro, está muy bien comunicada para que sus pacientes puedan desplazarse por sí solos. Y seguramente habrá otros factores ventajosos, el coste del local en esa zona será inferior. Seguramente que ha habido un buen análisis de esos factores «no profesionales» que pueden suponer la diferencia.
Cuando no se tiene una idea de negocio o una carrera profesional sobre la que orientar la aventura de emprender, es clave averiguar cuál es el nicho de mercado, o bien prepararse sólidamente el escenario como emprendedor y al tener los ojos muy abiertos, estar posicionados para detectar cualquier indicio que nos pueda dar la clave para emprender con un riesgo calculado y con posición de ventaja.
Del blog de Luis Miguel Pascual, un gran profesional (y buen amigo)
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