Una vez al año, como la Gala de Nochevieja, acontece un hecho no menos esperado por quien escribe estas líneas. Es la feria de Biocultura, que se celebra de los días 3 a 7 de noviembre en el pabellón 6 de Ifema, en Madrid.

En lugar de espumillón y confeti, mermelada casera y bombón de higo. En lugar de fans de Ramón García, seguidores de Bill Mollison y Gaspar Caballero de Segovia. En lugar de uvas y champán, aromas traídos de otros tiempos y vinos de producción ecológica.

Consumo sí, pero bajo control, respetuoso y amable con el medio Ambiente. Como en una gran plaza, mezcla de una ciudad medieval y la megalópolis del futuro, se muestra lo artesanal con lo más avanzado del conocimiento de una cultura basada en la salud y la naturaleza. Se puede disfrutar de magníficos manjares, agradable compañía, documentales, talleres y juegos infantiles. Así como de una innumerable suerte de productos de todo tipo y mucha información para dar el salto a lo “bio”.

Tras las pasadas ediciones celebradas en la Casa de Campo, este año se traslada al recinto ferial de Ifema para poder acoger un mayor número de expositores. Y es que el sector de la alimentación y el consumo ecológico es uno de los punteros en crecimiento interanual, sólo en el último período más de un veinte por ciento.

Parece que el público en general empieza a conocer las bondades de estos productos y poco a poco se consolida como una apuesta de futuro.

En espera de la próxima edición, un abrazo forestal.

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