Pendientes del tiempo. Castilla y León podría sumar, si la primavera da una tregua, 16 kilómetros nuevos en Soria de la Autovía del Duero (A-11), la única vía ‘agraciada’ con obras en la Comunidad y que conecta de este a oeste la Comunidad. Actualmente, las máquinas trabajan en cuatro tramos, de los que tres no tienen fecha a la vista para su puesta en servicio pese a que se ha ejecutado ya una inversión que ronda los 45 millones de euros.

La construcción de nuevas autovías en la Comunidad se restringe a casi 62 kilómetros, que acumulan una inversión ejecutada de 131,6 millones. En el calendario solo está prevista la apertura de los 16 kilómetros entre Venta Nueva y Santiuste (Soria), un vial al que solo le falta que se extienda la última capa del asfalto, lo que requiere unas condiciones climáticas suaves, algo que no ha sido posible hasta la fecha.

En concreto, fuentes del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, sitúan en un 99 por ciento la obra ejecutada del vial Venta Nueva-Santiuste, que acumula una inversión de 87 millones. Estos trabajos se adjudicaron en julio de 2009, hace más de 12 años, si bien el plazo previsto entonces era de 38 meses -tres años y dos meses-. Su construcción se vio paralizada por la anterior crisis en 2010, si bien se retomó en 2015, hace ya siete años.

La empresa adjudicataria espera que el tiempo de una tregua y pueda completarse la última capa de rodadura de estos 16 kilómetros, que permitirán salvar el puerto del Temeroso, uno de los puntos más complicado para la circulación de la N-122 en la provincia de Soria. Este vial es el que más posibilidades tiene de inaugurarse en este ejercicio, al menos hasta la fecha.

Las máquinas también trabajan entre la variante de El Burgo de Osma y San Esteban de Gormaz, en Soria, donde la inversión ejecutada hasta la fecha alcanza los 18,8 millones, lo que ha permitido completar un 58 por ciento del proyecto. Este tramo de once kilómetros se adjudicó en mayo de 2009 en 28,8 millones, con un plazo total de 33 meses, algo menos de tres años.

Su construcción se vio paralizada también entre 2010 y 2015, si bien siete años después todavía le resta casi la mitad por ejecutarse. Este tramo, además, estuvo afectado por la entrada en concurso de acreedores de la adjudicataria inicial y por la tramitación de un modificado, que ha obligado a realizar nuevas expropiaciones de terrenos.