A pesar de que nos separan miles de kilómetros, el humo de los incendios de Canadá también llega a Segovia.
Así se percibe ese tono anaranjado en el sol del amanecer y un color grisáceo, de sensación plomiza, que parece calima o polvo, en el cielo de la capital segoviana.
No deja de ser curioso cómo ese humo, desde Canadá, deja sus efectos en Castilla y León, Asturias, Madrid e, incluso, Cádiz.
– Las Superlunas desde Segovia-
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