El 27,5 por ciento de los trabajadores de Castilla y León podría teletrabajar en los próximos años, 3,1 puntos menos que el conjunto del país, según la empresa de Recursos Humanos Randstad que hizo publicó hoy el ‘Informe teletrabajo en España’ elaborado por su centro de estudios, Randstad Research. Este estudio analiza la situación del teletrabajo en nuestro país, analiza sus consecuencias y prevé su comportamiento en el futuro.

Randstad Research prevé que el teletrabajo crecerá más allá de la pandemia, impulsado por la digitalización y sus ventajas para la sociedad, permitiendo que el 30,6 por ciento de los ocupados españoles puedan trabajar de este modo en los próximos años.

Este porcentaje casi duplica la última tasa de teletrabajo disponible (16,6 por ciento), lo que muestra el amplio margen de crecimiento que esta tecnología aún tiene por delante.

A nivel autonómico, en todas las comunidades la estimación del porcentaje de ocupados que podría teletrabajar es también superior a la última tasa registrada en el primer trimestre del año. Esto apunta a una potencial revolución en el mundo del empleo, tanto en España como en muchos países.

En concreto, las estimaciones elaboradas por Randstad Research marcan las tasas de teletrabajo más altas en la Comunidad de Madrid (35,9 por ciento), Euskadi (34,2 por ciento) y Catalunya (33,5 por ciento). Esto podría estar relacionado con el tamaño de las concentraciones urbanas, que generaría un incentivo mayor a adoptar el teletrabajo debido a los superiores ahorros potenciales en tiempo y gasto de transporte.

En lo que se refiere a sectores, Randstad Research encuentra grandes diferencias entre los porcentajes de teletrabajo que tendrán unas u otras actividades en España.

Unas diferencias motivadas por factores como la necesidad de contacto físico entre proveedor y cliente para la provisión de servicios, o a la existencia de actividades físicas como el manejo de maquinaria.

En concreto, los sectores que más teletrabajarán serán los de información y comunicaciones (67,3 por ciento), actividades inmobiliarias (64,2 por ciento), educación (61,1 por ciento) actividades financieras y seguros (61 por ciento) y actividades profesionales, científicas y técnicas (59,9).

Ya con porcentajes más moderados se encuentran los sectores de transporte y almacenamiento (45,1 por ciento), suministros de energía (43,5), actividades artísticas y recreativas (40,7), administración pública (34,3) y comercio (32,8 por ciento).

Por debajo de la media de sectores (30,6 por ciento), se encuentran las actividades de suministro de agua y gestión de residuos (30 por ciento), industria manufacturera (21,6), actividades administrativas y de servicios auxiliares (19), sector sanitario (16,7), hostelería (13,5), construcción (12,9), empleados del hogar (9,3) y sector primario (8,2).

Randstad Research también tuvo en cuenta la percepción de los ciudadanos en cuanto a su experiencia con el teletrabajo y sus perspectivas de cara a futuro. Así, y según datos del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), al 62,6 por ciento le gustaría continuar trabajando de manera remota, mientras que el 30,6 por ciento no comparte este planteamiento.

Esta misma encuesta muestra que el 75,7 por ciento de los encuestados considera que el teletrabajo es una buena forma de organizar y realizar el trabajo al margen de la pandemia, frente a un 17,8 por ciento que opina al contrario.

El CIS también indica que la experiencia del teletrabajo a consecuencia de la pandemia fue por lo general positiva para los trabajadores, con un 68,8 por ciento de encuestados que se consideró como satisfecho o muy satisfecho, frente a un 27,4 por ciento que se mostró como poco o nada satisfecho.

El CIS también indica que la experiencia del teletrabajo a consecuencia de la pandemia fue por lo general positiva para los trabajadores, con un 68,8 por ciento de encuestados que se consideró como satisfecho o muy satisfecho, frente a un 27,4 por ciento que se mostró como poco o nada satisfecho.

El estudio de Randstad Research analizó los efectos que la implantación del teletrabajo podría tener en aspectos como la productividad de las empresas.

Como efectos positivos, el estudio destaca una mejor concentración por menores ruidos e interrupciones, mayor autonomía en la organización del teletrabajo y mayor motivación por la autonomía y la flexibilidad horaria y geográfica. Otros aspectos beneficiosos sería el posible aumento de las horas de trabajo y la reducción de los días de baja por enfermedad.

En cuando a consecuencias negativas para la productividad, Randstad Research destaca la menor interacción con los compañeros, una menor motivación por la soledad y el solapamiento de la actividad laboral con necesidades de la vida personal, como el cuidado de los niños. Otros aspectos que podrían afectar a la productividad sería la falta de espacios adecuados para el teletrabajo y de herramientas tecnológicas adecuadas.

Más allá de aspectos positivos o negativos, existen una serie de factores que influyen en la productividad del teletrabajo como la infraestructura digital de las empresas, las competencias digitales de los empleados, el tipo de tareas a desempeñar, las características de personales de cada trabajador y su voluntad, y el grado de teletrabajo que conlleva su puesto de trabajo.

Retos

El informe de Randstad Research plantea una serie de retos a los que se tiene que enfrentar el teletrabajo si se quiere convertir no solo en un modelo alternativo al trabajo presencial, sino ser el dinamizador de todo un proceso de transformación de la sociedad. Aunque, eso sí, aún desconocemos su alcance en el medio y largo plazo tras la superación de la pandemia, ya que, en la actualidad, los datos de teletrabajo tanto real como potencial, muestran que se trata de un fenómeno masivo pero concentrado en trabajadores con determinado perfil: nivel educativo alto, de determinados sectores de actividad y ocupaciones.

Por un lado, este análisis señala la necesidad de impulsar medidas para lograr establecer barreras entre el tiempo de trabajo y el tiempo personal. Medidas relacionadas con nuevos hábitos de organización para los empleados, una cultura corporativa que respete el tiempo personal y la adaptación de las viviendas.

El estudio de Randstad Research también revela que el potencial efecto del fenómeno del teletrabajo en la políticas de transformación urbana y regional, tanto para readaptar zonas que puedan perder población o actividad, como zonas que puedan experimentar crecimientos de población, necesitando nuevos servicios, favoreciendo una evolución y crecimiento equilibrado de las diferentes zonas urbanas y rurales en línea con los cambios tecnológicos.

También sería necesario impulsar políticas que favorezcan la creación de empleo y la mejora de la empleabilidad de personas que se hayan visto dañadas por la crisis y por el auge del teletrabajo y que además no puedan teletrabajar. Esto implica entre otras cosas reforzar las competencias digitales y ofrecer formación en línea a las demandas del mercado de trabajo.

Por último, Randstad Research señala la importancia de apoyar a los trabajadores con más dificultades en la transición al teletrabajo y de adaptarse a la heterogeneidad existente a nivel de empleos y personas, apostando por soluciones flexibles que maximicen el rendimiento y el bienestar.