Muchos adolescentes presumen de tener cien o más amigos en Tuenti, una de las redes sociales más populares entre los jóvenes. Pero ¿conocen a todos?. Ésa es la pregunta recurrente que lanza uno de los agentes en su visita a los centros escolares de la provincia de Segovia. “Siempre sale”, dice el agente Gómez Checa. Los menores están encantados de tener una red social cuanto más amplia, mejor; aunque, en realidad, no saben con quién chatean o se intercambian fotos, en muchos casos. Y ése es, precisamente, uno de los mayores peligros de Internet. 

“Los adolescentes piensan que saben perfectamente con quién están hablando”, señala Gómez; “no son conscientes realmente del riesgo”, subraya. Por eso, añade, “nosotros les mostramos lo que puede pasar en la vida real, no en la virtual” y les avisamos de que “los de la red, no son los colegas; los amigos son los que conocemos personalmente”.

Lo primero que hacen los agentes es utilizar un lenguaje asequible, adaptado a la edad de los chavales, para conectar con ellos. Después, les ponen algunos ejemplos de lo que puede suceder. Habitualmente se quedan perplejos porque no imaginan que colgar una fotografía, por ejemplo, puede acarrear problemas o que contar a los ‘amigos’ de las redes sociales que se van de vacaciones, puede dar pistas a posibles ladrones. Por eso, “ponemos ejemplos reales y hasta personales”, continúa Gómez, como el de un padre que fue condenado a pagar 6.000 euros por no controlar la actividad diaria de su hijo en el ordenador o la de un joven que tuvo que realizar servicios sociales por colgar imágenes sin permiso del fotografiado. “Realmente les impacta” porque, además de no querer verse implicados en ningún incidente, “tampoco quieren dar problemas a sus padres”, señala.

Realmente los escolares están muy interesados porque es algo con lo que conviven así que “preguntan mucho”. Lo más habitual es que pregunten por la seguridad en las redes sociales. La mayoría desconoce que los menores de 14 años no pueden tener un perfil en Tuenti, porque está prohibido, pero sí lo tienen, así que, se quedan asombrados, cuando los agentes se lo dicen. Tampoco saben que todo lo que se hace en el ordenador deja un rastro a través de la IP; simplemente piensan que cerrando las páginas o borrando comentarios es suficiente.

Recalca que hay una franja de edad en la que no ven el peligro, “entre los 12 y 14 años” y que “las chicas son menos prudentes porque, en general, hablan más de sus cosas”.

Si alguno precisa una atención personalizada también se la ofrecen y, en algunos casos, al terminar, se les acercan para comentarles lo que les ha pasado en un determinado momento en la red. 

Las charlas dan sus frutos, constata Gómez, “son realmente productivas”, subraya, porque los jóvenes se dan cuenta de los peligros que encierran pequeños actos, para ellos, cotidianos. “Cuando les cuentas casos reales, les impacta”, así que salen del colegio o instituto “con la idea de eliminar fotos y comentarios”, concluye.

No sólo se les instruye sobre medidas de seguridad en internet. También abordan temas como la adicción al teléfono móvil; el bullying, el acoso en el centro escolar; o el grooming, acoso a través de internet.

 

Recomendaciones para padres

A los padres les recuerda que deben estar muy pendientes de cómo utilizan sus hijos las nuevas tecnologías porque “vigilar a un hijo es una obligación”, sentencia. “Hay que inculcar a los padres la idea de que son capaces de adaptarse y conocer las redes sociales de los más jóvenes para controlar qué hacen sus hijos”, añade.

El agente Gómez aconseja que el ordenador esté en una estancia común de la casa, no en la habitación de los pequeños. Es recomendable marcarles un horario de uso para que no estén enganchados todo el día. Una vez terminado ese tiempo de conexión, los padres deben bucear en el historial y comprobar en qué páginas han entrado sus hijos. También es bueno revisar el correo electrónico, el móvil y que la clave del ordenador sólo la sepan los adultos.

 

Consejos para adolescentes 

Lo primero que tienen que tener claro los menores es que “al otro lado no está siempre quien creemos”. “Hay que desconfiar de los contactos en internet”, avisa. En esa línea, es conveniente poseer dos cuentas de correo electrónico diferentes, una para los amigos de verdad, los que conocen y ven todos los días, y otra para los contactos de las redes sociales.

No contestar a los reclamos publicitarios que aparecen en la pantalla del ordenador, no ofrecer datos personales y, en general, desconfiar son otras de las medidas para preservar la seguridad en internet.

Estos consejos son válidos para todas las edades, no sólo para adolescentes, y así se lo hacen saber los seis agentes que integran el grupo de la Guardia Civil de Segovia que se dedica a formar e informar a los ciudadanos en materia de seguridad. Igual dan charlas a menores que a jubilados, con temáticas adaptadas a cada edad. Además, de vez en cuando, la Guardia Civil muestra su trabajo y los vehículos que utiliza a los más pequeños, que se lo pasan de lo lindo montándose en las motos.

Los objetivos de estas campañas son velar por la seguridad de los ciudadanos y “acercar el servicio público que realizamos, que nos vean cercanos”, matiza Gómez.

 

 

 

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