Las dulzainas y los tamboriles anunciaban el domingo el inicio de la romería más alta de Europa, a 1.928 metros, la de Malangosto que, a pesar de la amenanza de su desaparición, volvió a celebrarse reivindicando la supervivencia de esta cita que se celebra desde el año 1969 y que se podría ver afectada por la declaración del Parque Nacional Sierra de Guadarrama y la prohibición de prender fuego para la tradicional comida.

La Asociación de Amigos del Libro del Buen Amor pudo finalmente ver cómo los romersos se concentraban a las 12.00 horas para comenzar la subida desde el chozo a la Cruz de Malangosto, donde se celebró una misa oficiada por don Pablo, sacerdote de Alameda del Valle. Una vez allí, Angelete uno de los iniciadores de la tradición, comgregó la atención de los asistentes mientras relataba la forma en la que comenzó todo y los cambios que ha sufrido el camino en estos 50 años.

En bicicleta, a caballo, andando o en coche, los romeros se acercaron a la fuente de Cambrones para comer las viandas preparadas previamente por cada uno de los participantes. «Lo mejor, ha sido comprobar cómo cuando algo se convierte en tradición deja de pertenecer en exclusiva al que lo organiza y pasa a ser de la gente que participa», han subrayado los alcaldes de Basardilla y Santo Domingo de Pirón, José María Calzada y Domingo Requero, quienes felicitaron a la organización.

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