Patrimonio Nacional ha logrado certificar la reaparición de al menos un ejemplar de nutria en el Bosque de Riofrío (Segovia), tras más de medio siglo sin constancia de su presencia en este paraje incluido en la Red Natura 2000. El avistamiento de este mamífero, incluido en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas y considerado bioindicador de calidad medioambiental, posiciona a Riofrío como un entorno ecológico de alta calidad, en línea con el Plan de Protección de la institución.

Tras los primeros indicios registrados en enero de este año en forma de huellas y excrementos, la nutria fue grabada hace unos días por una cámara infrarroja de fototrampeo con sensor de movimiento instalada a tal efecto en una zona habitual de paso de fauna y en un momento de crecida en el río Frío, según se explica desde Patrimonio Natural.

Como especie bioindicadora de calidad ambiental, la presencia de la nutria viene a subrayar el valor ecológico del Real Sitio de Riofrío y la importancia de la diversidad faunística de su bosque como reserva ecológica y biológica en el marco de la Red Natura 2000 como Lugar de Interés Comunitario (LIC), con 640 hectáreas y 70 especies catalogadas, entre las que destacan la cigüeña negra, el águila imperial o el buitre negro, y los ungulados silvestres (ciervos y gamos), el tejón, el conejo y la garduña.

Dada la grave regresión que la nutria ha sufrido en España en las últimas décadas por la contaminación de los ríos, los técnicos de Patrimonio Nacional continúan ahora en fase de observación para confirmar si se trata de uno o más ejemplares de nutria y si pudiera tratarse de una pareja atraída por las características del bosque, en el que confluyen la buena calidad de las aguas, la disponibilidad de recursos alimenticios y la falta de interferencias humanas.

En este sentido, según sostiene los técnicos, el mustélido habría podido verse atraído por la mejora ecológica en Riofrío gracias al Plan de Protección para fomentar el asentamiento de la fauna autóctona,con medidas como la recuperación de las charcas de Tarulo, la disminución de tratamientos fitosanitarios, el uso de biocidas de bajo impacto ambiental y el incremento de la llamada lucha biológica como método antiplagas.