La receta de hoy es auténticamente Made In USA. Se trata de una cheesecake americana ‘old style’ y la verdad es que aunque he hecho más tipos de tarta de queso es con esta receta con la que consigo más cumplidos así que al final, he terminado por apostar por lo seguro y es la que siempre hago.

Es perfecta porque, aunque es muy consistente tiene una textura muy esponjosa y un sabor muy intenso. Hay que hacerla en un molde bajo. El que yo he utilizado es rectangular y mide 21×25 cm, con 3cm de fondo, aunque el ideal sería uno redondo con el borde altito. Saldrán unas 8 raciones, más o menos. Dicho lo cual, al lío.

Ingredientes para la tarta

– 12 galletas tipo digesta (valen también las maría, 150gr más o menos)

– 1 cucharada de agua

– 2 cucharadas de mantequilla blanda

– 2 tarrinas de queso en crema

– 5 cucharadas de azúcar

– Un tetrabrick pequeño de nata para montar

– 2 cucharadas de maizena

– 3 huevos

– Ralladura de limón o naranja

– Una batidora con barillas para montar.

 

Preparación.

-Encendemos el horno a 150º.

-Trituramos las galletas y mezclamos el polvo con la mantequilla reblandecido (hay que sacarla como una hora antes de la nevera) y un cucharada de agua. Yo me dejé ayudar por una de mis grandes adquisiciones culinarias: la Minipimer Harmony. Esta batidora fue una de las cosas que pedí a los Reyes Magos la Navidad pasada y ha resultado ser la mejor ayuda del mundo. El caso es que viene con un cubilete triturador que es perfecto para triturar muy finitas las galletas, como podéis comprobar por la foto.

Disponemos la base de galleta bien distribuida en el molde.

Cogemos otra vez la batidora, esta vez con el vaso normal, y batimos las dos tarrinas de queso, con la nata, el azúcar, la maizena (uno de los básicos fondo de despensa que siempre hay que tener en casa y que además dura un montón) y las yemas de los huevos. ¿Que cómo separo las yemas de las claras? Bueno, yo utilizo el método tradicional de cascar el huevo y pasar de una mitad de la cáscara a la otra mitad la yema, dejando que la clara escurra en un bol. Pero el marrano de Jamie Oliver utiliza un método algo más rudimentario pero igualmente válido si tenéis las manos muy limpias: se casca el huevo en la palma de la mano y entreabre los dedos para que entre ellos escurra la clara y en la mano se quede la yema. Añadimos a la mezcla la ralladura del limón o de la naranaja y batimos bien.

Aparte, montamos las claras a punto de nieve. ¿Cómo se hace esto? Con las barillas de montar claras de la batidora, por supuesto. Una vez lo tuve que hacer a mano, con un tenedor y estuve como media hora hasta conseguir una buena consistencia, que se consigue cuando clavamos un cuchillo y este no se mueve.

Ahora, pasamos la mezcla del queso y la claras a punto de nieve a un bol más grande y mezclamos suavemente, con cuidado para que las claras no se bajen. Se hace con una espátula o una cuchara haciendo movimientos circulares despacito.

Vertemos la mezcla en el molde, distribuyendo bien la mezcla y metemos al horno unos 20 minutos. Y listo. A comer.

Yo le puse por encima una especie de compota de fresas, que hice en el momento, partiendo las fresas en láminas y cociéndolas con algo menos de medio vaso de agua y 4 cucharadas de azúcar como media hora.

Pero en cualquier caso, se puede servir con una mermelada de fresa o frambuesa comprada. Simplemente se calienta en un cazo al baño maría y se sirve como salsa.

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