A LAS DURAS Y A LAS MADURAS
Son nuestras horas de guardia
las horas de la verdad,
con cuerpo y mente entregada
al noble arte de curar.
Mientras unos se divierten,
saben que hay quienes vigilan
para poder estar siempre
preparados, sin fatiga.
¡Qué fácil es olvidarse
de que se puede enfermar,
sabiendo que siempre hay alguien
para curarles su mal!.
Sin que a nadie se le amargue
la fiesta en ningún momento
¡no está de más demostrarles
algún agradecimiento!
José García Velázquez.
Segovia, 3 de noviembre de 2007